Un equipo de investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha demostrado, en un estudio publicado en la revista ‘Bone Research’, que la comida basura impacta negativamente en el desarrollo esquelético de los niños.
Los alimentos ultraprocesados son productos alimenticios que se someten a varias etapas de procesamiento y contienen ingredientes no dietéticos. Son de fácil acceso, relativamente económicos y suelen comerse directamente desde el paquete. La creciente prevalencia de estos productos en todo el mundo ha contribuido directamente al aumento de la obesidad y otros impactos mentales y metabólicos en consumidores de todas las edades, según publicó El Heraldo de México.
Se estima que hasta el 70 por ciento del consumo calórico de los niños proviene de alimentos ultraprocesados. Si bien numerosos estudios han reflexionado sobre el impacto negativo general de la comida basura, pocos se han centrado en sus efectos directos en el desarrollo de los niños, especialmente los niños pequeños.
Los estudios que lo comprueban
Ante este escenario, el estudio de proporciona el primer análisis completo de cómo estos alimentos impactan el desarrollo esquelético. Para llevarlo a cabo, se analizaron a ratones cuyos esqueletos se encontraban en las etapas de crecimiento.
Los roedores que fueron sometidos a alimentos ultraprocesados sufrieron retraso en el crecimiento y su resistencia ósea se vio afectada negativamente. Además, los investigadores detectaron altos niveles de acumulación de cartílago en las placas de crecimiento de los roedores, el «motor» del crecimiento óseo.
Cuando se sometieron a pruebas adicionales de las células de los roedores, encontraron que los perfiles genéticos de ARN de las células del cartílago que habían sido sometidas a la comida basura mostraban características de deterioro del desarrollo óseo.
Hábitos alimenticios
Posteriormente, el equipo trató de analizar cómo los hábitos alimenticios específicos podrían afectar el desarrollo óseo y replicó este tipo de ingesta de alimentos para los roedores. «Dividimos la ingesta nutricional semanal de los roedores: el 30 por ciento provino de una dieta ‘controlada’, el 70 por ciento de alimentos ultraprocesados», han detallado los expertos, quienes descubrieron que los roedores experimentaron un daño moderado en su densidad ósea, aunque había menos indicios de acumulación de cartílago en sus placas de crecimiento. (EL HERALDO DE MÉXICO)
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