Decálogo para elegir al ‘candidato ideal’
La mayoría de los electores apartidistas o indecisos deciden su voto pocas horas antes de las elecciones, incluso muchos de ellos lo harán al momento de encontrarse con las urnas.
A consecuencia de ello, al poco tiempo terminarán arrepentidos o decepcionados del candidato que eligieron.
Detrás de esta realidad subyace un fenómeno que pasa desapercibido: sabemos opinar y levantar la voz cuando es necesario y tenemos la capacidad de organizarnos políticamente para apoyar o rechazar a un candidato. Sin embargo, carecemos de un formulario que nos oriente al momento de sufragar. Por ello, votar se convierte en un ejercicio extenuante y en ocasiones decepcionante. Pensamos las cosas demasiadas veces, y generalmente terminamos eligiendo al “menos peor”, al más popular o al que nos recomienda el vecino.
¿Cuál es entonces la fórmula para elegir al ‘candidato ideal’? La respuesta cobra importancia de cara a las próximas elecciones en donde se renovarán 15 gubernaturas y 1, 926 alcaldías.
Es decir, en medio de las más severas crisis de salud, seguridad y economía, el curso de los acontecimientos en éstas y otras materias de la vida pública dependerá de las capacidades de gestión y administración de los nuevos líderes. Una correcta selección, preferentemente alejada de afinidades partidistas y fanatismos ideológicos, podría significar la diferencia entre tapar el pozo o seguir cavando.
Por ello, antes de caer rendidos frente al canto de las sirenas, las cuales entonan melodías plagadas de promesas imposibles de cumplir, te propongo un modelo para construir mentalmente al ‘candidato ideal’. Me baso en las lecciones que un viejo conocido de esta columna, Jared Diamond, describe en su libro “Crisis. Cómo reaccionan los países a los momentos decisivos”. A decir del autor, estos factores fueron aplicados por algunos líderes para gestionar exitosamente las crisis que sufrieron sus respectivos países:
Primero. Escucha a los candidatos que reconozcan que nos encontramos en medio de diversas crisis. El primer paso para solucionar un problema es aceptar que existe. Aquellos ofrecimientos que traten de ocultar la realidad, estarán condenados al fracaso.
Segundo. Por ningún motivo elijas a aquellos perfiles que se autovictimizan o echen culpas al pasado. Asumir de forma directa y personal la responsabilidad frente a los distintos desafíos, es el mejor augurio para alguien que promete reactivar la economía o combatir la inseguridad.
Tercero. Duda de aquellos candidatos que ofrecen cambiar todo de un solo golpe sin ponderar lo que se hizo bien en el pasado. Los líderes que han logrado dejar atrás las crisis, son quienes superan sus prejuicios ideológicos o resentimientos personales, y están dispuestos a adoptar cambios selectivos y estratégicos que se adapten gradualmente a las condiciones de sus gobernados.
Cuarto. Pongamos atención en aquellos candidatos que estén dispuestos a solicitar y recibir ayuda de otros sectores y de los distintos órdenes de gobierno. Para gestionar las diferentes crisis, es imposible que se haga desde una isla o en lo alto de una torre. El trabajo coordinado y con los pies en la tierra, es la mejor estrategia para fortalecer la economía y enfrentar la pandemia.
Quinto. Inspira mayor confianza alguien que defienda la cultura, costumbres y valores, que un candidato con ideas “modernizantes” alejadas del contexto y la identidad de cada estado y municipio. Así que puedes tener la seguridad de una mejor gestión de crisis con aquellos aspirantes que sin titubeos y con orgullo respondan a la pregunta “¿Quiénes somos?”
Sexto. La honestidad al momento de evaluar la crisis es una muestra de que el candidato cuenta con la información suficiente y precisa, así como con la calidad moral y la valentía para elegir entre distintas alternativas. Negar la realidad, ocultar datos u ofrecer soluciones fáciles, es una señal inequívoca de autoengaño y de futuros tropiezos.
Séptimo. Por supuesto que un candidato con experiencia previa en gestión de crisis es preferible a alguien que no presenta en su currículo el récord de haber resuelto problemas públicos complejos.
Octavo. Un candidato rígido, empecinado en fórmulas ideológicas y poco creativas, tendrá mínimas posibilidades de afrontar con éxito los retos de salud, seguridad y finanzas que se avecinan. Emplear soluciones del pasado frente a los nuevos problemas que derivaron de la pandemia, sería como recomendar un caldo de pollo para curar el Covid-19.
Noveno. Sabemos perfectamente que aquel candidato que ofreció pacificar Chiapas en 15 minutos, no hizo otra cosa que adelantar lo que fue una gran decepción y arrepentimiento del electorado. Los problemas públicos requieren de soluciones graduales e incluso aproximadas. Un buen perfil sería un aspirante que se muestre paciente frente a los ataques de sus adversarios; alguien desesperado y arrebatado, es probable no tenga la entereza para gestionar una crisis.
Décimo. Varios de los países que lograron sortear una crisis, lo hicieron adaptando modelos que demostraron eficacia en situaciones parecidas, así hubieran sido aplicados en otras naciones. Por lo cual, un candidato que es capaz de escuchar y preguntar a quienes saben, revela una de las más valiosas características de un líder exitoso.
Dicho lo anterior, no resta más que olvidarnos de la propaganda y los spots televisivos, para concentrarnos en escudriñar con mayor profundidad en el perfil de los candidatos. Si el modelo funciona, no lo sabremos hasta que tu ‘candidato ideal’ tome posesión del encargo.
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