UNA COLORADA 

LILIA CISNEROS LUJÁN

Mujeres de consuelo

En medio de un ambiente mundial de denuncia femenina como víctima de abuso y explotación sexual, en Alemania -a menos de dos meses de haber sido colocada- se retiró una estatua que simboliza a las mujeres coreanas –cientos de ellas- cuando su nación al haber sido vencida por Japón, las obligó a ejercer sexualmente denominándolas no como esclavas, no como prostitutas, simplemente eran “mujeres de consuelo”, para aliviar las penurias de la guerra a los soldados japoneses.

El tema de la sexualidad, que a lo largo de la historia ha presentado una serie de perversiones, parece ser más que nunca vigente a grado tal que se multiplican las investigaciones que ponen en el centro de la temática los millones de niñas, adolescentes y madres de familia violentadas tanto por rusos, como por soldados del ejército aliado, durante y al final de la 2a guerra. Sin pretender eludirlo, los alemanes en la época nazi, también acumularon desviaciones del instituto sexual normal, justificando como investigaciones científicas de salud, prácticas como el fetichismo, el masoquismo, el sadismo, el exhibicionismo o el voyeurismo.

Si bien por los siglos de los siglos, el abuso sexual -básicamente en contra de mujeres- ha sido usado como arma en tiempos de guerra, hoy además de calificar pomposamente como “parafilia” conductas que buscan la estimulación sexual a partir del dolor, la degradación, las fantasías por el uso de prendas íntimas o partes especificas del cuerpo –pies, manos, etc.- o la excitación por prácticas visuales o sensoriales con niños ¿Alguna vez usted ha sido víctima de frotteourismo? Son miles las personas que solo pueden llegar a excitarse cuando se “rozan», con otro ser humano en alguna concentración como el autobús o el metro. ¿Sabía que tal excitación llega al clímax, si logran mirar la reacción de enojo de su víctima? ¿el daño mayor para el abusado es físico o psicológico[1]?

Darle la vuelta a lo que, por ética o simple sentido común, es lo conveniente para la sociedad, es quizá una de las conductas más socorrida para los abusadores ¿Cree Usted que la respuesta pasiva de una niña o adolescente es consentimiento o una forma elemental de defensa de quien no ha madurado en su manera de Juzgar lo que le ocurre? Recuerdo una entrevista que realicé a una abuela de origen alemán naturalizada mexicana, quien había servido en las juventudes nazis “por supuesto que nadie me obligó, yo estaba orgullosa de ser parte del ejército que buscaba un cambio y mejoras para el pueblo alemán” para luego agregar “A mí no me hicieron los soldados entrenadores ninguna cosa mala, las compañeras que fueron abusadas, yo creo que fue porque no se comportaban como debía ser” para concluir, “bueno yo creo que las cosas no terminaron muy bien, pero eso fue porque se perdió la guerra que les hicieron; pero con el tiempo si tengo que admitir que no es conveniente manipular a la gente joven”

El caso de esta abuela, hija de un nazi arrepentido que escogió México para concluir sus días, no es único, también estuve muy cerca de una mujer de sangre española, cuya familia emigró al país galo y si bien nació en una provincia francesa, sufrió toda suerte de discriminación en su infancia, por parte de maestros, vecinos y autoridades del país que recibió a sus padres. ¿Por eso se involucró desde la adolescencia en la resistencia francesa? Finalmente, se enamoró de un México-americano, lo cual la trajo a este maravilloso país, donde vivió con una exagerada hipersensibilidad, en contra de los «depravados, degenerados, enviciados y hasta corruptos». Hizo una familia, con cuatro hijos honrados, varios nietos y bisnietos, pero nunca fue feliz ¿Qué le hicieron los ocupantes alemanes en Francia o los triunfantes soldados americanos e ingleses al triunfo de la guerra?

Traumas por abusos sexuales permanecen en la imperfección humana, el temor a sufrir daños físicos, la vergüenza y las amenazas son factores inherentes a los abusos, por eso es que muchos permanecen desapercibidos ¿Qué tanto sufrió una mujer siendo nieta preescolar de un abuelo famoso, como se nos ha informado en los espacios del espectáculo? Y una pregunta similar; ¿qué le hicieron a la pequeña de menos de tres años y a su primo de 9, miembros ambos de una familia secuestrada en Jalisco? ¿Qué tipo de lenguaje sexual explícito escucharon? ¿Tendrán desordenes emocionales -ansiedad, depresión, ira, llanto descontrolado o baja autoestima- aunque la nota periodística diga que regresaron sanos? ¿Bajará el desempeño laboral de los tres adultos de esa familia? ¿Qué les hicieron en esos 16 días? ¿Cuantos de las víctimas de secuestro son apoyados debido a la posibilidad de abuso sexual durante su privación de libertad?

Sanar de estos abusos es tan variado como la personalidad de cada una de las personas –porque también hay abusos en contra de niños varones- pues mientras unos desarrollarán actitudes de negación, intentando convencerse de que el abuso nunca ha ocurrido, otros odiaran al perpetrador y por ello cambiarán de genero convirtiéndose en lesbianas, héroes vengadores, ejemplos de timidez y servicio, gay y tantas secuelas, como individuos traumados existan. Las secuelas no siempre aparecen en el corto plazo y una de las variables es la edad de la víctima cuando ocurrió el abuso[2]. Muchos de los casos de suicidio, adicción a las drogas, relaciones íntimas promiscuas, autolesiones o huidas del hogar, están relacionados con este tipo de abusos. Por lo pronto es bueno que cada quien ejerza el respeto al derecho ajeno, a ser feliz y amar en toda la amplitud del concepto.

[1] Existe en el manual diagnóstico y estadístico de desórdenes mentales ( DSM-IV-TR) -catálogo que clasifica las enfermedades psiquiátricas tiene una categoría adicional que incluye trastornos mentales frecuentes, como la escatología telefónica -excitación por realizar llamadas obscenas y todo lo derivado del uso de imágenes en redes- la necrofilia, coprofilia.

[2] En aproximadamente un tercio de los casos, los abusos afloran después de años y a veces con una apariencia de haberse sobre puesto al daño original.

Autor

El Heraldo de Saltillo
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