México recibió 7 mil 434 solicitudes para repatriar los cuerpos de migrantes en 2020, la mayoría de ellos fallecidos por la Covid-19; algunos acudieron a consulados por ayuda, mientras que otros prefirieron pagar directamente a las funerarias para trasladar a sus familiares hasta su país de origen, indicó el Washington Post.
Según los datos oficiales, la pandemia impactó de forma desproporcionado a los migrantes mexicanos, incrementando las muertes hasta en un 70% en comparación con otros años. Consulados tenían registros de la muerte de 16 personas que trabajaban en una industria de envasado de carne en Nebraska o más de 10 en otro estado, todos por la misma causa, la Covid-19, según publicó Latinus.
La madre de Sebastián Benítez se enfermó y su estado se deterioró rápidamente, el mexicano sabía que tenía que empezar a pensar cómo llevar los restos de regreso a Puebla luego de su muerte. El consulado en Nueva York le dijo que su madre necesitaría ser incinerada, algo con lo que muchos mexicanos no están de acuerdo.
El proceso de recuperar el cuerpo fue tan complicado que Benítez dejó su trabajo como consultor para concentrarse en él a tiempo completo.
“Estaba yendo y viniendo entre las pautas de los CDC, las pautas del DHS y las pautas del departamento de salud de la ciudad de Nueva York”, dijo. “Fue lo que dijo la funeraria, lo que dijo la aerolínea, lo que dijo el gobierno mexicano”, relató.
Afirmó que llamó a unas 100 funerarias. Todos dijeron lo mismo: no repatriaremos un cuerpo a menos que sea incinerado.
La tarea de repatriar los cuerpos de “trabajadores esenciales” mexicanos que fallecieron en Estados Unidos consumió gran parte de los esfuerzos que realizan los consulados, según la publicación del Washington Post. En un momento, México optó por enviar un avión militar para recuperar cientos de urnas
“En los primeros días de la pandemia, el gobierno de México luchó por navegar en una red de regulaciones de salud pública y reglas de aerolíneas individuales que hicieron que la repatriación de cuerpos fuera casi imposible. Los diplomáticos se vieron abrumados por las llamadas”, refiere el diario.
Los funcionarios consultados por el Washington Post aseguraron que en algunas ocasiones ellos abordaban viajes a México y trasladaban urnas como equipaje mano. También les tocó repatriar a compañeros de trabajo que perdieron la vida por el virus.
Algunas familias, según los testimonios, se cansaron de esperar a que su gobierno actuara y comenzaron campañas de recaudación para pagar los aproximadamente 4 mil dólares que cuesta repatriar un cuerpo. En otros casos, algunos decidieron enviarlo pero no acompañar la urna por su estatus migratorio.
Un migrante consultado indicó que tuvo que elegir entre regresar el cuerpo de su hermano menor o quedarse en Estados Unidos, donde ganaba lo suficiente para enviar dinero a su familia. Al final, realizó el envío de la urna y siguió el funeral a través de una transmisión de video desde Nevada. (LATINUS)
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