LILIA CISNEROS LUJÁN
Perdónalos, que no saben
En esta semana –llamada santa por la cristiandad- se recordó el pasado viernes, las 7 frases -expresadas por Jesús de Nazaret durante su agonía en la cruz- que han trascendido a lo largo de dos siglos. ¿Qué es lo que Jesús sí sabía respecto de los que le rodearon a principios de la era definida hoy por su presencia en la tierra? ¿Usted, estimado lector, sabe cosas por las que habría que pedirle al Padre que perdone a alguien?
Imposible pasar por alto, la escena en la cual dos hombres, supuestamente “polleros”, arrojan desde lo alto del muro divisorio entre nuestro país y el norteamericano a dos niñas. Toda la semana me pregunté si la petición de perdón debía dirigirse a los gobernantes del país de origen de las pequeñas, a los traficantes de personas cuyo método de verdad es criminal, a los padres o tutores de estas casi bebés -una de tres años y otra de cinco- a los líderes mundiales que diseñan políticas migratorias o la humanidad en su conjunto que, por su pasividad, ha llegado a la conformidad con este tipo de violencia. Pero además de esto supimos de la confrontación entre ciudadanos y policías, estos últimos matando sin piedad a una madre de familia en Quintana Roo y los primeros agrediendo a quienes por su trabajo tienen la misión de resguardar el orden ¿Quiénes son más delincuentes los que exageran o mal aplican las medidas de detención- en el ejercicio de la “autoridad” o esos que organizan una emboscada, para acabar con la vida y bienes de los responsables de cuidar la normatividad?
La venganza, el odio, el ataque a los inversionistas, las mentiras y en general todas esas conductas carentes de amor y servicio para con los gobernados ¿Son motivos para implorar perdón? ¿Quién debe perdonar a gobiernos, insensibles que critican a sus pueblos “por llorar” o que dictan medidas de confinamiento como una estrategia para evitar que se reúna la gente pensante? La plegaria del Cristo en la cruz, se multiplica por voces muy diversas, que manifiestan su inconformidad, por la destrucción de las selvas en Chiapas y toda la península de Yucatán; también lo dijeron en su momento quienes nos dieron datos de los que y como se afectaría la flora y fauna del norte de nuestro país por la construcción de un muro divisorio que sorpresivamente algunos de nuestra nación aplaudieron. ¿Saben lo que hacen quienes pretenden descalificar al árbitro ciudadano que le da un alto margen de confiabilidad a los procesos democráticos? ¿Podrán ser perdonados los miembros de tribunales –de todo tipo, incluso electorales- que usan su talento para disfrazar de justo lo que son barbaridades pseudo-jurídicas? ¿Qué posibilidad de alcanzar perdón trascendente tienen los soberbios que usan el poder –del tamaño que éste sea- para alimentar su vanidad? ¿sabrán todos ellos, el daño que están haciendo a sus pares y a la humanidad en su conjunto?
El linaje de Caín parece haberse reforzado en este siglo XXI. Así como en la época en que Jesús de Nazaret predicó, sanó y enseñó, parecieron multiplicarse los envidiosos y los dispuestos a propagar el rencor y el encono. ¿Merecen los adultos mayores ser discriminados al grado del maltrato físico y hasta el deseo del exterminio? Parece justo que una mujer que dice haber ofrecido sexo comercial a una persona mayor, lo patee y golpee “porque no le pagó” ¿Cuál de los dos debe ser perdonado? El mismo predicamento nos dieron para la reflexión los evangelistas, al relatarnos lo que dijeron cada uno de los dos hombres que supuestamente conversaron con “el rey de los judíos” cuando derramaba sangre en la cruz. Mientras que en el discurso y las evaluaciones propagandísticas se nos afirma que la inseguridad ha disminuido, las escuelas de todo el país son robadas y vandalizadas por quienes se asumen como un pueblo sabio merecedor de justicia financiera Además de la evidencia en la falsedad de la premisa difundida ¿Alguien ha utilizado los mecanismos de “inteligencia” –porque se supone que no sería espionaje- para llegar hasta los mayoristas que compran lo robado? ¿Quién merece mayor indulgencia el drogadicto que se lleva una tapa del pavimento para adquirir su droga, el que se la compra para aumentar ganancias a su empresa comercializadora de metales o la autoridad –fiscal o responsable de seguridad administrativa- que conociendo del hecho es omiso para castigar?
Los medios –masivos o redes- nos atosigan con escenas de la eficacia y rapidez con que personas carentes de ética y sentido del respeto al derecho ajeno, hurtan la computadora de un auto, las cajas de una empresa, los productos de la tiendita o la panadería, el bolso de una mujer en el restaurante o caminando en la calle a su domicilio ¿Quién ha absuelto a estos delincuentes que con impunidad siguen multiplicando sus fechorías? ¿Quién se asume como dios capaz de indultar por anticipado y de manera general a estos delincuentes?
En medio del dolor físico, espiritual y emocional de quien ha sido conocido y aceptado por millones de personas como su salvador de la condena eterna, realizó uno más de sus actos de amor, al pedir a su divino padre, gracia para los infractores del orden; no por ser menos malos, simplemente por no saber lo que hacen. ¿Quiénes tenemos en derredor nuestro, personas comprometidas a enseñar a otro, el valor del respeto a la norma y los valores que desde el poder mismo en muchas ocasiones se omiten? ¿Saben lo que hacen quienes con desfachatez violentan las leyes –fiscales, de procedimiento procesal, penales civiles- solo porque tengo el poder político? Por supuesto que hay muchos que, si saben lo que hacen; esos no están en posibilidad de ser perdonados, a no ser que medie un acto de arrepentimiento de grado tal que propicie en sí mismo la reparación del daño causado, por la perversidad y el cinismo.
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