Al principio el presidente se burló de la pandemia, dijo que para eso estaban los detentes. Nos dijo también que estaba domada, que había que abrazarnos, que no se saturarían los hospitales, y que el Covid-19 era más leve que la influenza estacional. Hugo López-Gatell, siguiendo esa narrativa dijo que el pico de la pandemia sería en mayo, que su jefe tenía fuerza moral y no de contagio, que el cubrebocas generaba una falsa sensación de seguridad, que los pacientes asintomáticos no tenían que aislarse, y que en un escenario catastrófico, habría 60,000 muertos. Pues ya llegamos a 200,000.
Sin embargo, de acuerdo a un reporte de la Secretaría de Salud, otras 120,000 personas pudieron haber fallecido a causa del Covid-19 y no fueron contabilizadas en la cifra oficial. Así pues, todas las “neumonías atípicas” salen a la luz pública, sin que esto represente mayor lastre en términos políticos para la 4T.
El modelo comunicacional de defensa de la administración se basa en la polarización, en culpar al pasado y en delinear como enemigos del régimen a quienes señalan las consecuencias que tiene la falta de una estrategia viable para hacer frente a la pandemia, entre ellos los medios de comunicación que han sido acusados de querer vender periódicos sólo por el hecho de reportar la cifra oficial de defunciones.
Y por otro lado está la comunicación en torno a la llegada de la vacuna. Desde el primer cargamento, vino el evento con bombo y platillo en el aeropuerto, las fotos de los montacargas descargando los recipientes de ultracongelación, y los funcionarios dando testimonio del avance.
Pero la realidad siempre supera a la ficción, la 4T tiene una carrera contra el tiempo porque los 12 millones de dosis aun no alcanzan para todos los electores que acudirán a las urnas el próximo 6 de junio. Es inevitable que la vacuna tenga un fin político, porque la elección de medio término que se avecina se tratará de hacer una evaluación del primer trienio de la administración. Y siendo que el manejo de la pandemia será gran parte del legado de López Obrador como presidente, la disponibilidad de vacunas seguramente será un factor de peso a la hora de votar.
Sin embargo, más allá de las elecciones, el daño que ha sufrido el país, es irreversible. 200,000 muertos o 420,000 será un número que pasará a la historia y que marcará a la administración porque cada difunto será recordado. Ahí no hay comunicación política que distraiga a los familiares de la realidad: que su ser querido ya no está más. Mis condolencias a todos ellos.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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