Flores y plantas de las que se alimentan son consideradas «mala hierba», por los agricultores
El uso de herbicidas y agroquímicos reduce la cantidad de plantas de las cuales se alimentan las mariposas monarca que viajan de regreso a los santuarios en Estados Unidos y Canadá, consideró Gabriela Jiménez Casas, del Instituto de Ecología de la UNAM.
Es un problema que encuentran tanto de ida como de regreso, los agroquímicos son dañinos para la fauna y para las mismas plantas; no obstante, aunque se pueda hacer una selección y eliminar ciertas hierbas, no es posible con las plantas, comentó la bióloga.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) reportó este año la reducción de 26 por ciento de la presencia de Monarca en bosques mexicanos, las cuales ocuparon 2.10 hectáreas de terreno, respecto a las 2.83 hectáreas registradas en 2019.
La experta en divulgación destacó que la falta de alimento o néctar es un problema en el proceso de migración de los lepidópteros porque diversas plantas que tienen la mayor cantidad de néctar son eliminadas cuando los productores usan herbicidas.
Las larvas de las mariposas monarca se alimentan de asclepias, mejor conocidas como algodoncillo, una hierba que los agricultores desechan y “al faltar la planta de polinización de las mariposas esto afecta la densidad de la población, es lo que tenemos que entender, que no por ser hierbas las podemos eliminar indiscriminadamente”, precisó Jiménez Casas.
Respecto a los sitios de alimentación afectados, la experta precisó que no se cuenta con información precisa, porque el estudio de las mariposas durante su migración implica el trabajo de numerosas personas, no solo de los científicos, sino de quienes las observan en su viaje y participan en proyectos como el “Programa Correo Real”.
Mini guerreras
Una mariposa adulta pesa medio gramo y puede llegar a tener una extensión de hasta ocho centímetros, lo cual las hace “frágiles” a fuertes vientos o problemas meteorológicos que afectan al territorio nacional, pero han demostrado que son más fuertes de lo que aparentan.
Ejemplo de su fortaleza, recordó la investigadora, es su comportamiento cuando el huracán Patricia, en 2015, azotó las costas de Jalisco e hizo una gran destrucción, justo en el tiempo en que viajaban a Michoacán.
“En vez de enfrentar el meteoro y viajar por su camino de siempre, que es la costa del Pacífico y la ladera occidental de la Sierra Madre, ese grupo de Monarca viajó entre las dos Sierras Madre, la Oriental y la Occidental, protegiéndose en las grutas y hendiduras de las barrancas y no sufrieron ningún daño”, subrayó la bióloga.
La experta en lepidópteros añadió que existen dos tipos de mariposa monarca: una local (que llega a vivir solo 30 días) y la llamada matusalén, que migra de Canadá a México, vive hasta ocho meses; se orienta gracias a la detección del campo magnético, los cambios barométricos y, sobre todo, su genética.
Las poblaciones de monarca que llegan a los santuarios en Michoacán no son las mismas que se van, pues al llegar cumplen su misión de aparearse, dejar hijos y morir; son sus nietos los que regresan, en este caso a California; a la parte central de Estados Unidos; debajo de la zona de los Grandes Lagos, también en esa nación y otras a Canadá. (UNAM)
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