El primer amor, los primeros desengaños en exquisito tono menor
La primera película de Alice Wu, “Saving Face” causó un gran impacto en la comunidad asiática al tratar el tema LGTBQ de modo directo y si bien no fue un éxito en la taquilla, sirvió para posicionar el nombre de esta realizadora que, dieciséis años después y gracias al apoyo de Netflix, dio vida a “Si Supieras” (The half of it) que en su envoltorio de comedia juvenil romántica nos trae un impecable retrato del primer amor y el camino no exento de dolor y de renuncias de jóvenes que viven en un pequeño pueblo estadounidense, aprendiendo a crecer, madurar y descubriendo los extraños caminos que conducen hacia el amor.
Squahamish es un poblado pequeño, donde pasa lo típico cada año, los estudiantes tienen sus bailes, sus partidos de fútbol americano y la mayoría aspira a terminar la preparatoria y casarse con el chico de sus sueños o irse a la universidad más lejana, para olvidarse un poco del tedioso día a día de su entorno.
En ese contexto, Ellie Chu (una notable Leah Lewis), una adolescente china llegada a los cinco años con su padre al pueblo, tras la muerte de su madre, se gana la vida cobrando por realizar los ensayos de sus compañeros y tocando el piano en la iglesia local.
Ella es un bicho raro, en una comunidad donde casi todos aspiran a lo mismo y sobresale porque tiene una increíble facilidad para la escritura lo que la pone en contacto con un torpe atleta, Paul Munsky (Daniel Diemer), quien le comienza a pagar para que le escriba cartas de amor a la mujer de sus sueños, Aster Flores (Alexxis Lemire). El pequeño gran detalle es que Ellie también está enamorada de Aster, pero entiende que solo es un sueño imposible de concretar. Debido a su precaria situación económica se ve obligada a aceptar la propuesta de Paul, aunque cada carta que escribe y cada respuesta que llega, hace que su fascinación hacia Aster crezca como bola de nieve.
Con habilidad, la directora Wu se aparta lentamente del esquema de la típica comedia adolescente que transcurre en la secundaria y se centra en la relación epistolar y en su vínculo con Paul Munsky, caracterizada por una ternura que crece y traspasa los límites de la mera amistad, al menos por parte del chico que está en medio de las dos mujeres.
De este modo, cada escena de esta película nos aleja del esquema habitual, abriendo diferentes niveles de profundidad en la relación de los muchachos, lo que se agradece de verdad, sobre todo porque prevalece el respeto, el buen gusto de las situaciones y un exquisito tono menor que eleva este filme como una reflexión muy madura acerca del amor y la ambigüedad de los sentimientos.
La directora Alice Wu, con elegancia y sencillez, se adentra también en temas como la identidad sexual, las dudas con la religión, las características raciales, la presión familiar y la búsqueda de la vocación, todo lo cual define de manera magnífica a los personajes y de retratar con autenticidad las características de sus protagonistas, logrando que como espectadores empaticemos con ellos, los comprendamos y terminemos por encariñarnos con sus locos comportamientos.
Ese tono menor que mencionamos antes es un adicional poderoso, sobre todo cuando ayuda a que se entienda que estos chicos están atrapados en un poblado donde sus necesidades y sus aspiraciones no le importan a nadie, que solo les queda ser auténticos o estancarse en ese lugar anodino. Todo lo anterior gracias a tres elementos fundamentales: la excepcional dupla protagónica, que transmiten energía y simpatía a raudales y cuyas acciones son de verdad encantadoras en sus desajustes y torpezas, un guion estupendo, donde se subraya el poder del intelecto antes que el atractivo de lo físico y un guiño al cine mismo con las películas que mira religiosamente en su televisor el padre de Ellie, estancado en un trabajo rutinario y en duelo por la muerte de su esposa, buscando en cada una de esos filmes clásicos su momento clave, que la directora Wu emplea con habilidad como metáforas que sirven para enriquecer el desarrollo de su historia que tiene un final tan risueño como entrañable, tan hermoso como limpio y lleno de detalles sutiles que dejan un sabor agridulce.
Es indudable que gran parte de toda la riqueza del filme recae en el personaje de Ellie Chu, porque la actriz construye no solo una chica tímida y quitada de bulla habitual, sino que es capaz de dotarla de una personalidad arrebatadora, llena de matices, donde tan pronto es una mente brillante capaz de escribir ensayos a sus compañeros y hacerle cartas para su inesperado amigo, como de pronto es una adolescente introvertida, sin amigos por su origen chino y viviendo de manera callada su lesbianismo incipiente que no puede revelar, sobre todo viviendo en una comunidad religiosa y de una moral rígida. Es también un aporte el personaje de Paul, quien se revela como un muchacho que tiene sus propias ideas y que, tras la fachada de un deportista simplón, posee una dulzura y una capacidad de amar que lo eleva como una sorpresa, sobre todo por su predisposición favorable para aprender lo que sea necesario si eso le significa acercarse a la mujer que ama. Gran actuación de Daniel Diemer en la piel de un chico que quisiéramos acompañar en su recorrido vital.
“Si Supieras” es más, mucho más que una película para adolescentes, Se trata de una inusual propuesta fílmica, tan amable como inteligente y cuyo tono permanente logra calar en la intimidad de sus personajes, en sus sentimientos y en el misterioso camino que conduce al primer amor.
En una época en que prevalecen las películas rutinarias y de mal gusto, donde todo es explícito y vulgar, donde parece regir la idea de que los adolescentes no son capaces de digerir muchas ideas, este filme es una apuesta a la sensibilidad, donde no desentona ni una sola escena y una película que retrata de manera magnífica una historia de amistad y amores cruzados con sutileza, encanto y cariño por los personajes.
Una secuencia para el recuerdo que demuestra lo antes escrito: Ellie no logra tocar el piano en el concurso de talentos y Paul le entrega la guitarra para que interprete su canción. Ese momento resume el encanto, el cariño y el potente mensaje de la directora que juega todas sus cartas para que aprendamos a mirar por debajo de las apariencias. Gran película.
Autor
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Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
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