FESTIVAL DE LA CANCIÓN DE EUROVISIÓN: LA HISTORIA DE FIVE SAGA

Con habilidad el director de esta alocada película entrega una historia delirante respecto de cómo dos islandeses, sin ningún futuro en el ámbito de la música, logran colarse entre los finalistas de ese certamen europeo. Todo esto como pretexto para reírse de los estereotipos que se tienen de las distintas nacionalidades en competencia y elaborar un filme que tan pronto es casi kitsch en su estructura y visualidad, se transforma en un vehículo entretenido e irónico que mantiene un ritmo ascendente y giros inesperados en sus 123 minutos que se pasan, literalmente, volando.

El Festival de la Canción de Eurovisión es un certamen clásico en el mundo musical de enorme impacto televisivo, especialmente en la comunidad de la Unión Europea, nacido en 1955 y cuyo público se estima en unos 600 millones de personas cada año.

El protagonista, Lars Erickssong, era niño y se fascinó con la actuación de ABBA en ese festival y se prometió, ante las risas burlonas de todos, que algún día llegaría a estar en el escenario de Eurovisión. El problema es que es pescador en un pueblo perdido de Islandia, donde todavía se venera a los elfos y la gente se reúne en la cantina del lugar para beber, cantar las mismas canciones y emborracharse.

“Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga” está protagonizada por Will Ferrer, actor que cultiva un sentido particular del humor y cuyos personajes son siempre similares: nerds, despistados, seres al borde la idiotez y la ingenuidad que luchan por sus ideas alocadas, como sucede acá con este aspirante a cantante que, en compañía de su mejor amiga, Sigrit Eriksdottir, desde siempre han tratado de imponer en el pueblo el sello de Fire Saga, pero nadie los toma en cuenta y se ríen de ellos. Incluso el padrastro de Lars (un sobrio Pierce Brosnan) reniega de su lazo con el aspirante a cantante.

Ferrel es un actor que alcanzó fama en el mítico programa televisivo Saturday Night Live y siempre sus personajes tienen el mismo esquema: tiernos, bobos, campean entre lo kitsch y el absurdo e incluso lo surreal del humor, todo lo que se concentra y es la esencia de esta comedia que, si se la acepta con todas estas exageraciones, se puede disfrutar en sus dos horas, olvidándose de todo sentido de la lógica.

Así, este Lars Erickssong es un personaje ferrealliano hasta la médula, un tipo grande y tosco, que sueña con cantar y triunfar en Eurovisión, anclado en un pueblo donde no pasa nada y al que solo Sigrit es capaz de comprender y acompañar porque tiene amor por la música, es un alma cándida y está enamorada desde siempre de este gigante rubio que no se da cuenta de ello.

Como esto es una comedia de Ferrell, el azar, los elfos y un productor enloquecido confabularán para que esta dupla logre colarse entre los finalistas del Festival, para sorpresa de todo el mundo, partiendo por los propios protagonistas.

De este modo, todo se va dando de manera tragicómica para que el dúo ingrese en el dorado mundo de Eurovisión, con sus ensayos, sus fiestas, sus preselecciones y sus villanos adorables que surgen en el camino, como ese cantante pop ruso ambiguo, que adora las estatuas griegas con su rostro, millonario y narcisista que es tan pronto villano como fan incondicional de los islandeses que están perdidos en un ámbito que no les pertenece.

El filme se construye entonces desde la base del homenaje a participantes reales de este certamen en los últimos años, incluyendo una cantidad impresionante de cantantes y actores de renombre, jugando con alegría con los gags de las típicas comedias de Ferrell, constituyéndose a ratos en un pastiche pop que disfruta con ridículas canciones pegajosas e insulsas como ese tema “El león del amor” que el artista ruso interpreta de manera notable y sensual.

Desde luego que no se puede dejar de reconocer que el filme podría prescindir con facilidad de unos 20 minutos perfectamente porque hay muchos elementos que sobran, pero por fortuna, el guion coescrito por Ferrell y Andrew Steele es un prodigioso relato que inventa chistes, genera situaciones locas y disfruta con elementos que nadie espera (la venganza de los elfos es un recurso brillante) e impactan de manera jocosa.

Y para los espectadores cinéfilos y melómanos hay un placer adicional: reconocer en la cantidad impresionante de artistas que aparecen a rostros de peso en la música como Demi Lovato convertida en un fantasma en llamas, Salvador Sobral que en 2017 fue el ganador de Eurovisión por Portugal, encarnando a un pianista callejero en una escena muy tierna, Conchita Wurst (ganadora de Eurovisión 2014 por Austria) actuando junto a Netta (ganadora de Eurovisión en 2018 por Israel) en un medley mítico de ABBA y Cher en el cual no estarán solas, sumando a este listado Alexander Rybak (Noruega 2009), Loreen (Suecia 2012), Jamala (Ucrania 2016), Jessy Matador (Francia 2010), Elina Nechayeva (Estonia 2018), Bilal Hassani (Francia 2019), Anna Odobescu (Moldavia 2019) y John Lundvik (Suecia 2019) y .

El director detrás de toda esta alocada receta es David Dobkin, antes creador de la comedia ‘De boda en boda‘ (2005), quien demuestra pericia en el acertado equilibrio de todo este mar de actores y cantantes y evidencia su experiencia en la dirección de videos musicales porque toda la secuencia en el Festival de la Canción de Eurovisión es sencillamente notable.

Que todo este conjunto sea una muy bien filmada tontera, un genial homenaje a Eurovisión, una burla de Ferrell hacia el mundo pop o un homenaje a la cultura chatarra no importa. Es un filme alocado, que mantiene la gracia durante 123 minutos que, en tiempos de pandemia y de malas nuevas a cada instante, merece su visión y hasta sus aplausos.

 

 

Autor

Víctor Bórquez Núñez
Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación