Las claves para la reelección de Salvador Hernández Vélez
No obstante, su formación en ingeniería y matemáticas, Salvador Hernández Vélez no parece un rector obsesionado con los rankings o las numeralias. Más bien tiene esa actitud de los dirigentes que se ocupan de la integración y el desarrollo de equipos de trabajo para que éstos entren en órbita en torno a una visión retadora y compartida.
Así fue su presentación ante los universitarios a principios de 2018 cuando buscó por la primera vez la rectoría de la Universidad Autónoma de Coahuila. En aquella ocasión, el actual rector con licencia, sin desestimar aspectos como la eficiencia, la productividad y la innovación, ponderó factores relacionados con la formación humanista, la responsabilidad y la planeación participativa, estableciéndolos como los ejes que le permitirían a la máxima casa de estudios, recuperar el liderazgo social que venía demandando la comunidad universitaria y la sociedad coahuilense.
De hecho, en alguna de sus intervenciones, el aspirante a la reelección estableció que “La Universidad no puede escalar posiciones en el ranking de las mejores universidades del país o recobrar el liderazgo social que demanda la comunidad universitaria y la sociedad coahuilense, si antes no se crean las condiciones de convivencia óptimas para la enseñanza y la investigación”.
Curiosamente, esa forma de trabajo más cercana con el líder visionario y participativo que al autocrático, le permitió, durante sus primeros tres años como rector de UA de C, revertir la tendencia a la baja en el Ranking de las Universidades en México que cada año presenta la revista América Economía.
En efecto, mientras que de 2016 a 2018 la máxima casa de estudios descendió 14 posiciones, al pasar del lugar 27 al 41 de 50 instituciones de educación superior examinadas, en el período de 2018 a 2020, bajo la rectoría de Salvador Hernández Vélez, los universitarios lograron una recuperación respetable, ascendiendo ocho escalones para ubicarse en el número 33 del ranking.
Coincido plenamente con quienes consideran que la posición 33 de entre 50 universidades no es un número para presumir en las playeras que los universitarios portan cuando acuden a algún desfile o carrera atlética, sin embargo, tomando las palabras de los economistas que estudian el impacto de las políticas públicas en los distintos indicadores del desarrollo (“cuando estás en el fondo del hoyo, es obvio que no debes poner demasiada atención en tu posición, sino en cómo iniciar una tendencia ascendente, a menos que creas que cavando te vas a salvar”), las tendencias revelan que durante los últimos tres años, la comunidad universitaria ha tomado el camino correcto y marcha en la dirección indicada para la recuperación académica y el fortalecimiento institucional.
Ahora que Salvador Hernández Vélez ha iniciado una nueva campaña en busca de una segunda etapa al frente de la UA de C, es menester destacar los componentes en los que la comunidad universitaria logró importantes progresos, así como aquellos que permanecen en calidad de áreas de oportunidad para el futuro.
En relación con los criterios utilizados por América Economía, la UA de C mejoró en casi la totalidad de los indicadores, a excepción de la calidad docente. Lo anterior permitió a la institución educativa, crecer más de diez puntos en el Índice de Calidad, al pasar de 36.98 en 2018 al 47.17 en 2020.
Destacan, por su mayor incremento, los componentes de investigación, internacionalización y acreditación de programas. No obstante, también la inclusión y la diversidad, la oferta de postgrado y el prestigio universitario, registraron significativas mejoras.
En la presentación de su Tercer Informe como rector de la UA de C, Salvador Hernández Vélez detalló las distintas acciones y programas que la comunidad universitaria llevó a cabo para recuperar el liderazgo social y transformar la vida académica de la institución sobre todo frente a la contingencia provocada por el Covid-19 y los recortes presupuestales realizados por la Federación.
Con todo y los importantes avances, sé que el Rector no está completamente satisfecho, porque tiene claro que, durante su segunda etapa, habrá que avanzar de manera más consistente y sostenida en mejorar las condiciones laborales y el contexto académico para el desarrollo profesional de los docentes. Éste es el aviso, manos al volante y a votar el 11 de febrero.
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