En su discurso inaugural como 46º Presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden mencionó: “We have learned again that democracy is precious”, se trata de una profunda reflexión, no solo histórica por lo que cita el “nuevamente” sino por la declaración y caracterización de la democracia. Abraham Lincoln la definió como el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, y hemos visto en diversas latitudes y en el espíritu político contemporáneo una crisis. ¿verdaderamente sabemos que la democracia es un bien precioso?, datar con aprecio un bien implica reconocer y llevar a cabo su valor. ¿la democracia es valiosa para nosotros en México?, la pregunta es más compleja que como se formula, porque implica vernos, sabernos y comprendernos. Entender nuestras motivaciones y también nuestras propias definiciones.
Podemos sucumbir ante una falsa interpretación de la correcta vida democrática, limitarla solamente a la libertad de disentir, y no incluir también la de participar. Una libertad que nos hace construir, pero también permite auditar, un fortalecimiento que madura y no solo que origina.
He aprendido como maestro que, al más mínimo intento por decidir, recurrimos siempre a la mayoría numérica y no al consenso como fruto de la argumentación, pretendemos resolver antes por un valor que por una razón. Definir la democracia como un bien valioso implica el respecto a sus instituciones, razones que superan al individuo y lo proyectan en el tiempo. Las instituciones no heredan males, heredan deficiencias, pero ellas no son malas ni buenas, son instituciones encargadas de llevar más allá que la pasajera vida del individuo.
Reconocer el valor de la democracia, en América Latina, implica velar por un ideal, no de poder ni de adquisición de él, sino de servicio y proyección de la sociedad. Como mexicanos, el mismo pueblo ha decidido autogobernarse bajo un esquema representativo, fundamento de la cultura democrática; ¿verdaderamente sentimos que la soberanía reside en el pueblo? Es decir, la democracia alimenta el propio ejercicio de poder o la reducimos solamente como un tema de gobierno, un elemento discursivo que se confunde entre la estrategia política y la seducción electoral.
Continua Biden señalando un elemento común de lo apreciado, su fragilidad, la democracia es frágil resonó en su discurso y aunque el eco del ataque al capitolio reciente marcaba su timbre, en nuestro México también lo sabemos, que frágil es la voz social y cuan simple es callar, a veces resulta nuestra decisión, ante una sociedad harta de insultos y mentiras, se impide el discurso y la argumentación. La democracia puede romperse por lo que hacemos y lo que no hacemos. ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar por la crisis?
Construir un país requiere más que solo líderes, requiere un país, que es la congregación efectiva de aspiraciones y decisiones. Me preocupan los anuncios fatales para órganos autónomos, que si bien han fracasado en algunos rubros, en otros han conquistado el valor de su encomienda, ellos deben continuar ciudadanizados no centralizados. México sigue teniendo largas cadenas que aún nos atan, pero la solución no es cortar sus alas para liberar sus cadenas, sino romper esas mismas cadenas para que pueda volar.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes
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