EL MESÓN DE SAN ANTONIO

La pandemia, sigue y sigue

Esta temporada de fiestas ha dejado nuevas enseñanzas, las reuniones de gran cantidad de personas fueron reducidas a pequeños convivios familiares, y se trató de limitar la movilidad lo más posible con el fin de no propagar contagios. Pero no fue suficiente. No todos seguimos a cabalidad no de “quedarnos en casa” -ni siquiera el propio López-Gatell- y por donde menos lo esperamos se colaron los bichos que ahora nos mortifican, con más fuerza que nunca.

La pandemia sigue presente, esa “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una ciudad o región”, aún nos tiene a su merced.

Las cifras de víctimas que se reportan en México han crecido de una manera exponencial. Los sistemas de salud y de atención se saturan de una manera vergonzante. Ciudades que estaban en proceso de normalización han regresado a restricciones nunca imaginadas, pues limitan de manera sufrida, fundamentalmente en aspectos económicos, a la población.

Ya han comenzado a vacunar contra el Covid-19 a médicos y enfermeras, algún respiro debe ofrecer, pero los indicadores de contagiados y víctimas mortales siguen rampantes causando escenas dantescas. Cuerpos de fallecidos en espera de entierro o cremación, enfermos en los pasillos de los hospitales porque ya no hay camas, personas con necesidad de oxígeno haciendo filas interminables para su obtención, trágica espera de “quítate tú para ponerme yo”.

Los puestos de vacunación tienen que estar vigilados porque hay quienes quieren saltarse el turno para ser inoculados antes. Esto sólo indica que la vacuna va lenta, caprichosamente diseminada. Los que esperamos este biológico de protección lo ansiamos como una certeza para vivir más tiempo. Las vacunas contra el Coronavirus constituyen un trascendental avance científico que ha devuelto la esperanza a este mundo golpeado y sacudido con dureza. Sin embargo, seguimos tan vulnerables, tan a la deriva en estas aguas de tormenta, que no damos crédito a ninguna de las medidas que se proponen. ¿Será acaso que la falta de certeza en el actuar de las autoridades de salud mexicanas, no ayuda a que las medidas se apliquen con disciplina?

Por un lado, advierten de quedarnos en casa y ellos pasean placenteramente en la playa sin cubrebocas y sin la alharaquera sana distancia. ¿De qué se trata? ¿A qué travesura perversa jugamos?

La vacunación, su administración y su eficiente aplicación, asegura que inmunizará a la población: que entre mayor número de vacunas se producirá el llamado “efecto rebaño”, que dará inmunidad a otros tantos.

Las autoridades han diseñado políticas de inyección que priorizan de forma estratégica a los grupos más vulnerables, al personal sanitario, a otros funcionarios esenciales, adultos mayores, población en riesgo, etcétera. En un contexto de tanta agitación, tanto sufrimiento y estrés colectivo, resulta inaceptable cualquier subterfugio que altere el orden establecido. Pero desgraciadamente se da, como también se da la sospecha de que dicha vacunación está siendo distribuida con criterios políticos. Me refiero específicamente al caso de México, donde se tendrá una jornada electoral importante a mediados del 2021. Ya veremos, tiempo al tiempo.

Y no crea que sólo en México se dan estas cosas.

“La noticia —difundida por El Diario de España— de que un grupo que gestiona residencias situadas en la Comunidad de Madrid ha saltado los protocolos y ha suministrado dosis a familiares del personal y a sacerdotes que no tenían derecho a ello, provoca inquietud e indignación. El episodio, aunque de escala reducida, es una señal de alerta y un golpe a la credibilidad de la gestión. Un golpe que los ciudadanos no merecen”. O sea que también en San Juan hace aire. ¡Qué mal!

Ya casi se cumple un año desde que el Coronavirus irrumpió nuestra cotidianidad y transformó nuestra vida. Muchos piensan que para bien, otros siguen añorando la conducta que tenían antes de este padecimiento. Usted estimado lector, ¿qué piensa?

 

Espacio final:

El pasado 11 de enero, falleció en Silao, Guanajuato mi hermana Socorro Vázquez Sotelo, gloria eterna para ella.

 

Autor

Alfonso Vazquez Sotelo