ZAGAL

Assange hermano, ya eres mexicano

Es muy probable que a lo largo de la década que acaba de terminar, hayamos escuchado, leído o comentado el nombre de Julian Assange. Fundador de WikiLeaks en 2006, una organización y sitio web que se dedicaba a publicar informes anónimos y documentos filtrados confidenciales con contenido de interés público.

Muchos son los documentos y archivos que fueron publicados en el sitio; así como muchos fueron los servidores públicos de distintos países que se vieron involucrados en acciones discretamente ilegales reveladas y/o publicadas por Assange y su equipo.

Uno de los casos más renombrados fue cuando, en 2010, WikiLeaks publicó una serie de documentos relacionados con las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán, además de un video filmado en 2007 desde la cámara de un helicóptero de ataque estadounidense que mostraba el asesinato de multiples personas, inlcuidas dos empleados de la agencia de noticias Reuters. Está registrado que, si bien, para ese entonces gran parte de la información ya era de dominio público, la administración del entonces presidente Barack Obama criticó fuertemente las filtraciones como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

A raíz de esas filtraciones, los legisladores de Estados Unidos presionaron para que se procesara a Assange y a cualquier periodista o miembro del gobierno que hubiera colaborado con WikiLeaks.

Durante ese mismo año, WikiLeaks publicó alrededor de 250 mil cables diplomáticos clasificados entre el Departamento de Estado de Estados Unidos y sus embajadas y consulados en todo el mundo, los cuales datan en su mayoría de 2007 a 2010.

Dentro de dichos documentos secretos la mayoría se relaciona hacia los esfuerzos de Estados Unidos para aislar política y económicamente a Irán en respuesta a los temores del desarrollo de armas nucleares de dicho país.

Sin embargo, de entre tantos documentos revelados, existían cientos relacionados con México, enfocados la mayoría, dentro del periodo 2006 a 2012, donde se expone una preocupación del gobierno norteamericano hacia la estrategia de seguridad -guerra contra el narcotráfico en nuestro país, liderada por el entonces presidente Felipe Calderon.

También -es aquí donde nos encontramos con lo que los americanos llaman mindblower- existía información enfocada de manera particular al actual presidente de México, Andres Manuel Lopez Obrador, quien durante esa época era la principal figura opositora del gobierno, a quien sus protestas y, en especial, la toma de protesta anticonstitucional donde se autoproclamó presidente legítimo en un evento en el Zócalo de la Ciudad de México, el 20 de noviembre del 2006; hicieron que agencias de inteligencia de Estados Unidos prestaran atención a su perfil y formó parte de la inquietud norteamericana del fortalecimiento de la izquierda en latinoamérica.

Ya decía yo. Y es que, al escuchar la noticia respecto del ofrecimiento por parte de nuestro presidente de brindar asilo político a quien hace unos días vio como fue denegada una solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, no era una mera coincidencia.

Y ojo. Lo anterior no significa que esté mal. La política exterior de nuestro país se ha distinguido por el uso de la figura de asilo a diversos personajes que así lo necesitaron en su momento. Rigoberta Menchú, Leon Trotski, o el más reciente, Evo Morales, son algunos de los personajes que han estado bajo el resguardo mexicano.

Considero que Julian Assange y su proyecto WikiLeaks, se encuentran en ese punto donde, o lo amas o lo odias; y es que, durante el tiempo de su vigencia han dotado a la población de herramientas para erradicar con el autoritarismo, a través de desenmascarar, literalmente, hasta lo que no.

Y eso, ha trazado matices dentro de la libertad de expresión, ya que, por un lado, la libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales más importantes que tenemos como seres humanos de la época moderna, no obstante, como en todos los ambientes de la sociedad, existen cuestiones que traen consigo, y que incluso, es pertinente darles el carácter de confidencial, pero, en la esfera del servicio público, donde el colectivo social es el principal protagonista y quien, por derecho, merece estar al tanto de cualquier situación que se presente en el entorno, es entonces cuando el dilema moral se presenta sobre si dejar de existir dichos matices y que lo que corresponda sea exigir con sensatez.

Lo que se pretende dejar plasmado, querido lector, es que como dicen, en la política no hay coincidencias, y el dilema sobre Julian Assange sigue y debe seguir prevaleciendo.

Reciban un saludo, muchas gracias.

Nos leemos la siguiente semana.

 

@Dan_ Fdz

 

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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