Ciudad de México.- Durante 2020 algunas familias mexicanas dejaron pendientes celebraciones como graduaciones, cumpleaños, Día del padre o de la madre debido a las circunstancias sanitarias de la pandemia; uno de los principales festejos es la Navidad que ahora será distinta a la del año anterior. En la sociedad priva la incertidumbre y la preocupación por la posibilidad de contagio, situación que se agudiza durante la temporada decembrina.
“Hay personas que ya tienen alteraciones emocionales, como estrés, ansiedad, tristeza y depresión, pero quizá en temporadas como la Navidad esto se exacerba, dependiendo del entorno en el que se desenvuelvan. Para cualquier ocasión es importante saber que siempre hay algo qué hacer para controlar estas problemáticas de salud mental que se dan en México y en el mundo”, asegura Paulina Arenas Landgrave, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Desde el punto de vista clínico la experta recomendó que con el propósito de que el ambiente navideño no se torne triste, las personas deben anticiparse de manera positiva; es decir, hay que entender que la ansiedad y el estrés la más de las veces están vinculados, sobre todo, con la incertidumbre porque no se sabe qué pasará. En el caso de la pandemia, hay gente que todo el tiempo tiene la inquietud de saber si puede salir, si puede convivir, o cuándo cambiará el color del semáforo epidemiológico.
“Por ello, es bueno pensar en lo que cada quien puede hacer y controlar, porque ayudará a que cada persona se adapte fácilmente a las nuevas circunstancias y así desarrollar la capacidad de generar resiliencia en las personas; ésta entendida como capacidad para superar las adversidades y fortalecernos de ellas para que nos ayude a anticiparnos y generar alternativas de solución para mejorar nuestra salud mental”, manifiesta.
Para la especialista esta crisis ayuda a identificar puntos de quiebre, así como elementos que conduzcan a fortalecernos como seres humanos. Por ello, sugirió a la población fortalecerse desde su interior. Por lo que en estos tiempos inciertos, lo que ayuda es mantener el equilibrio emocional, a fin de convivir de la mejor manera con quienes están a nuestros alrededor.
Costumbres decembrinas y economía
Antes de empezar el mes de diciembre, las calles comienzan a vestirse de rojo, verde y blanco; además, se observan las tiendas con escaparates llenos de artículos, lo cual provoca en niños y adultos la emoción porque se avecina la Navidad. Es la época en la que los comercios se preparan para el auge de consumo que refuerza el cierre de año.
“Recientemente hemos vivido en una coyuntura difícil para la economía, ya que la situación sanitaria ha provocado que muchas empresas hayan reducido sus niveles de producción y, con ello, el consumo, paralizando parte de la actividad económica por la incertidumbre, y provocando un menor crecimiento en la creación de empleo”, considera David Bonilla Vargas, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Sin embargo, el cierre de 2020 implica reflexionar acerca de lo que nos espera en un futuro no tan lejano: ¿Cómo marcar un parteaguas en materia de desarrollo sostenible? La situación actual por la COVID-19 es resultado de los impactos negativos que hemos provocado en el medio ambiente, agrega.
Y externa: “el concepto de Navidad sustentable se ha popularizado para beneficio del planeta y del ser humano, e implica todo un cambio de vida puesto que invita a reflexionar sobre los impactos ambientales, sociales y económicos que esta festividad tiene para considerarlos en las compras, eventos y actividades, como reducir el impacto negativo del consumo; es decir, evitar compras innecesarias”.
Bonilla Vargas hace ver que debido al incremento de ventas en línea, la producción ha aumentado y con ello se conservan algunos empleos, sin embargo, continúa la generación de gases de efecto invernadero, ruido y basura; por ello, considera la necesidad de crear un fondo de sustentabilidad y una estrategia de planeación urbana, que incluya la sustentabilidad, el empleo, la urbanización y el transporte.
Navidad sustentable
Mark Olson Zunica, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, refiere que en el mundo existen cerca de 120 especies de pinos, de las cuales 50 son de origen mexicano. No obstante, la mayoría de árboles de navidad que se venden aquí provienen de Estados Unidos, Canadá o Italia, razón por la cual se pagan costos de transporte, carbono y energía fósil para trasladar el 60 por ciento y esto no es sostenible.
¿Qué pasa con los árboles artificiales?, se pregunta: son productos derivados del petróleo, plásticos, y no hay esperanza para la sostenibilidad. Tenemos que enfocar la atención en árboles naturales, porque lo único que tenemos esencialmente son el sol, la tierra y las plantas.
Olson Zunica pone énfasis en que México debe transitar a fuentes de energía sustentable y disminuir sus expectativas en energías fósiles que se están acabando. Para muchas personas esta es una temporada que invita a reflexionar sobre el año que termina y el que está por iniciar. La Navidad sustentable motiva a recapacitar sobre los impactos ambientales de cada acción. (UNAM)
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