Migrantes prefieren transitar en caravana

Su destino es EU, pero se quedan en México en los sectores agrícola y de servicios o en el mercado informal 

Los éxodos de migrantes, generalmente provenientes de países centroamericanos en América y del África subsahariana en Europa, se deben a razones estructurales como violencia y desigualdad económica, señaló Anna Mary Garrapa, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

Este fenómeno llega a México sobre todo de naciones centroamericanas como Guatemala, Honduras y El Salvador, y en menor medida de países caribeños, como Haití y Cuba.

“Los factores son estructurales: uno es la violencia, que viene de gobiernos y grupos del crimen organizado, de pandillas (maras) sobre todo en las grandes ciudades de El Salvador y Honduras, así como de la violencia de género (hay muchas mujeres y niñas no acompañadas).

“Otro factor es la desigualdad económica, con su falta de oportunidades laborales y falta de acceso a servicios públicos dignos; y un tercero es la intervención del gobierno de Estados Unidos en el país de origen, que ha facilitado el ingreso de multinacionales y toda la inversión en megaproyectos que han producido despojo”, explicó la doctora en sociología.

Quienes migran son personas que tienen que ver con el campo, defensores y defensoras de derechos humanos, periodistas, niños no acompañados, hombres y mujeres, así como personas del colectivo LGBT. “Sus razones para migrar son muy parecidas a las que causan la emigración mexicana a Estados Unidos y otros países del norte global”, precisó.

La migración centroamericana tiene un flujo constante por razones laborales y fronterizas, sobre todo al sur de México, pero desde los años ochenta hay grupos masivos y picos de ingreso de países con guerras como Guatemala y El Salvador.

Caravanas, desde 2018

En la migración centroamericana a México hay un flujo continuo, pero a partir de octubre de 2018 existe una dinámica masiva de transitar a través del territorio mexicano en grandes grupos llamados caravanas o éxodos centroamericanos.

“Transitar en grupo les permite enfrentar colectivamente costos, peligros y riesgos que enfrentan en la ruta migratoria. Tienen que ver con pagos a intermediarios o polleros, a funcionarios corruptos del Instituto de Migración u otras instituciones del gobierno mexicano y estadounidense. También en grupo encubren el secuestro, violaciones y asaltos por parte de grupos que generalmente pertenecen al crimen organizado y se ocupan del tráfico de personas, trabajo forzado y mercado sexual de la trata”, detalló Garrapa.

Esa nueva dinámica masiva les permite avanzar con más seguridad. “En este caso no hay un conflicto oficial en sus países de origen (como en los ochentas la guerra en Guatemala y El Salvador) sino causas estructurales que hacen que la vida no sea digna y haya problemas de sobrevivencia”, precisó la especialista.

Empleos precarios y temporales

En los países de tránsito o recepción no ha habido políticas orgánicas de parte de los gobiernos o programas de inserción laboral, inserción laboral para atender estos grupos.

“Existen medidas coyunturales de corto plazo, muy limitadas, como el plan Estás en tu Casa, que se desarrolló en México durante la pasada administración, o el Programa Emergente de Emisión de Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias, que puso en marcha el actual gobierno desde enero de 2019”, anotó Garrapa.

Ambos programas han mostrado interés para contar con una opción laboral condicionada a que los migrantes se queden en el sur de México, en Chiapas y Oaxaca, hasta el istmo.

“Con el plan emergente se ha protegido a 12 mil personas, pero miles han avanzado en condiciones de irregularidad, sin papeles”, señaló.

Sin amparo laboral, estas personas sin ningún documento de residencia o con dificultad para ser reconocidos como refugiados en México, no tienen otra opción que trabajar informalmente, pedir dinero en la calle o laborar en los sectores más precarios y marginales como el agrícola, de servicios (comedores, bares), de la construcción, de limpieza, doméstico o sexual.

“Esos empleos les sirven para sobrevivir, ahorrar y continuar el tránsito, especialmente cuando algunos grupos se han quedado atrás o se han salido de la dinámica masiva de la caravana con la que se estaban moviendo”.

La meta como destino final siempre es Estados Unidos y la frontera norte de México, que les permite ingresar al vecino país como indocumentados o intentando pedir refugio.

Respecto a los apoyos a los migrantes centroamericanos, éstos provienen de la sociedad civil nacional e internacional. Existen varios grupos de monitoreo que van informando lo que han sido las condiciones de tránsito de las caravanas desde 2018.

“El colectivo de monitoreo Observación del Sureste Mexicano ha sido muy activo y reúne a varias asociaciones de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, además de que involucra a asociaciones transfronterizas de Guatemala. En el centro de México y en Tijuana hay varias organizaciones, así como redes que van apoyando con acompañamiento, información legal y, observación de centros de observación migratoria”, concluyó. (UNAM)

 

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Agencias