Ginebra.- Mientras el mundo lucha contra la pandemia de COVID-19, una pandemia de feminicidios y violencia de género acaba con la vida de mujeres y niñas en todas partes, advierte una experta en derechos humanos y urge a tomar medidas inmediatas para poner fin a estas atrocidades.
La relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres alertó este lunes de una pandemia ignorada: los feminicidios y la violencia de género.
En vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por celebrarse el 25 de noviembre, Dubravka Šimonovic divulgó un comunicado en el que insta a tomar medidas urgentes entre las que se incluyen el establecimiento de mecanismos observadores nacionales en todos los países para evitar esos crímenes.
“Mientras el mundo lucha contra el impacto devastador de la pandemia de COVID-19 y su efecto negativo en las mujeres, una pandemia de feminicidios y violencia de género acaba con la vida de mujeres y niñas en todas partes”, advirtió Šimonovic.
La experta señaló que los datos que ha recopilado a partir de 2015 mediante la iniciativa especializada “Femicide Watch” corroboran la información de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito que indican que el 80% de las víctimas de asesinatos intencionales que involucran a compañeros sentimentales son mujeres.
Crímenes evitables
Según la relatora, muchos de estos feminicidios podrían evitarse.
Para ello, urgió a todos los Estados y actores sociales relevantes a tomar medidas inmediatas por medio del establecimiento de órganos nacionales multidisciplinarios de prevención o de vigilancia como los observatorios de feminicidios.
Explicó que estos órganos deberían tener el mandato de recopilar datos comparables y desglosados sobre feminicidios o asesinatos de mujeres por motivos de género; realizar un análisis de los casos de feminicidio para determinar deficiencias y recomendar medidas para la prevención de dichos casos; y asegurar que las víctimas de feminicidio no sean olvidadas mediante la celebración de jornadas de recordación.
Los observatorios por los que aboga Šimonovic deberán clasificar los datos colectados por categorías que especifiquen la relación de la víctima con el perpetrador y que detallen la edad; discapacidad, si la hubiera; identidad de género; estatus migratorio o de desplazamiento, cuando existan; origen étnico; y comunidad indígena o religiosa, en los casos pertinentes.
Šimonovic mencionó que desde 2015, numerosos Estados han establecido guardias u observatorios de feminicidios y que en un número cada vez mayor de países han sido las instituciones independientes de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil, grupos de mujeres o instituciones académicas las que han establecido dichos observatorios.
La relatora especial recordó que, en línea con las conclusiones de la reunión Beijing+25, la oficina regional para Europa de la ONU, apoyó la iniciativa de los observatorios de feminicidios y recomendó el establecimiento de órganos nacionales multidisciplinarios para evitar esos crímenes y todos los asesinatos motivados por razones de género.
Asimismo, citó el llamado del Secretario General de las Naciones Unidas a prevenir toda violencia contra las mujeres, lo que incluye el feminicidio.
El llamado de la relatora se produce unos días antes del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra el 25 de noviembre y es el inicio de la campaña anual de los 16 Días de Activismo contra la violencia de género que termina el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos de la ONU. (ONU NOTICIAS)
Los relatores especiales forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes en el sistema de la ONU para los Derechos Humanos, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y monitoreo establecidos por el Consejo para hacer frente a situaciones concretas en países o a cuestiones temáticas en todo el mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de manera voluntaria; no son personal de la ONU y no perciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y actúan a título individual.
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