No hay peor cosa para el rumbo de un país que en la clase política haya una rebatinga encarnizada por el poder, al puro estilo de Game of Thrones, o más bien, como los Juegos del Hambre. Tristemente así está el Perú en este momento.
Resulta que hace algunos días el Congreso decidió destituir al presidente Martín Vizcarra bajo la excusa de “incapacidad moral permanente”, un título bonito para acusarlo de haber cometido un acto de corrupción cuando era gobernador en el 2014. En términos de Ciencia Política esto es lo que se conoce como un golpe blando de Estado, en el que no se utilizan las armas ni se involucra al Ejército para deponer al mandatario, sino que se efectúa a través de los acuerdos políticos entre la oposición.
Pero este episodio no es el único caso turbio que ha serruchado el piso a los presidentes peruanos. De los últimos 5 presidentes electos, uno está en la cárcel, dos enfrentan proceso judicial en libertad, uno cumple condena en arraigo domiciliario, y otro se suicidó momentos antes de su detención. Por un lado, es evidente que en Perú mandatario que la hace, la paga, pero por otro, pareciera que los últimos presidentes peruanos son como los plátanos: no hay un derecho.
Para no hacérselas larga, el futuro político de la Nación peruana es incierto porque el mismo Congreso que destituyó a Vizcarra, designó a Manuel Merino, que ahora es apodado “Manuel el breve”, porque solamente duró 5 días en la presidencia a raíz de las protestas en su contra que dejaron a dos jóvenes muertos, supuestamente a manos de la policía.
Hay dos vías para la salida a esta crisis: la primera es que el Congreso proponga a otra figura menos controversial, más de centro y que deje satisfechos a los seguidores de Vizcarra, lo cual se antoja francamente difícil, pero entre ellos se ha mencionado el nombre de Francisco Sagasti, quien tendría que lograr primero el consenso entre las diversas facciones políticas, y luego ganarse a los ciudadanos en descontento.
Y la segunda alternativa es que el Tribunal Constitucional y dicte su fallo sobre un recurso promovido por Vizcarra para que defina los alcances de la «incapacidad moral» del presidente, pues la Constitución peruana no los define, y en una de esas la Corte reinstala a Vizcarra como presidente.
Pero al final del día, pase lo que pase, será una medida temporal de aquí a la elección que está fechada para el 11 de abril del 2021. Asumiendo que el país no naufraga de aquí al año próximo, los peruanos tendrán la oportunidad de refrescar su democracia en las urnas. Mucho de esto se definirá en las próximas horas.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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