Esclava pide su libertad y la de su hijo
En esta ocasión te platico de una historia que sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando aún no era ciudad ni se llamaba Saltillo. Y esto sucedió en el año de 1777 cuando en la Villa de Santiago del Saltillo habitaban 1 mil 233 familias y habían 5 mil 836 habitantes.
El día 22 de octubre del lejano año de 1777, la aún esclava Maricela Ramírez, junto con su hija de ocho años, se presentaron ante la autoridad para demandar por abuso de confianza al señor Cayetano de Cepeda.
La historia se remonta a cuando don Cayetano estaba casado con la señora Xaviera de Arizpe, la cual tenía en propiedad a la esclava Maricela y a su retoño. Antes de fallecer había sentenciado como su última voluntad que ambos, es decir los dos esclavos, quedarán en libertad. Pero pareciera que el viudo se quería pasar de vivo, o bien quería hacerse el olvidadizo con ese deseo de su amada esposa.
Después de la muerte de su dueña, Maricela no veía que Cayetano la liberara, por lo que ante la autoridad demando al viudo por los cargos de abuso de confianza. La esclava dijo textualmente: “Pido a la autoridad que se apiade de mi palabra y de mi hija. Les aseguro que estábamos al servicio de quien en vida fuera nuestra ama. Además, en la hacienda de don Cayetano sobran los trabajadores”.
En aquelle época, en la cual el mundo era aún más desigual, en donde unos eran dueños de otras personas, cual si fueran objetos, una madre de familia, esclava, había pedido a la autoridad de la Villa de Santiago del Saltillo que se cumpliera el último deseo de su ama, la libertad de su hija de tan sólo ocho años y la de ella.
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