Entre lo deslumbrante y lo superfluo (o cómo sobrevivimos a una secuela de una obra clave del cine)
Ya lo dijo claramente el veterano director Martin Scorsese: a veces los directores que han creado películas potentes son incomprendidos en su época y tiene que pasar mucho tiempo para que se reconozcan sus auténticos méritos. Ahí tienen el caso de Orson Welles, de Kubrick, de Malick, de Bogdanovich y de un largo etcétera.
Esto fue lo que sucedió en el momento del estreno, en 1982, de esa catedral del cine de ciencia ficción distópica, la alucinante “Blade Runner” del realizador Ridley Scott quien había despertado un importante interés con su película anterior, filmada tres años antes y que se convertiría en una saga más que reconocible y estimulante: “Alien, el octavo pasajero”.
“Blade Runner” tuvo un recibimiento tibio por parte de la prensa crítica de la época y hubo algunos que, a priori, la rechazaron entre otras razones, por oscura y deprimente en su visualización de un futuro decadente para Los Ángeles de 2019, convertida en un ciudad piramidal, dominada por los orientales, la contaminación y la violenta rebeldía de un grupo de replicantes, seres creados por ingeniería genética y constituidos con la misma materia de la que están hechos sus creadores humanos, ante la limitante impuesta por su creador: solo podían vivir cuatro años.
Con el tiempo, la película fue convirtiéndose en una pieza de culto, llena de elogios y de análisis por parte de los fanáticos, especialmente a raíz de muchas interrogantes que quedaron luego de las versiones “definitivas” que el propio director realizó con posterioridad, entre las cuales hubo una variación no menor: se eliminó la voz en off de la versión inicial y se cambió el final, en un principio alentador, por uno cerrado y brusco que dejaba un aliento casi trágico.
Como dato adicional, conviene saber que existen siete -aunque algunos hablan de ocho- versiones de la película, que se extienden casi dos décadas y cuyo corte final fue estrenado en cines a propósito de cumplirse 35 años desde su estreno.
Todo este aliento de pieza maestra, de película de culto o de estreno indispensable en el género de ciencia ficción contemporánea le dieron un estatus de obra definitiva del cine y generaron una suerte de veneración de este filme, Por eso, cuando se anunció que habría una secuela de esta película, hubo tanta expectación y comentarios que le pusieron la vara demasiada elevada a esta pieza, “Blade Runner 2019”, dirigida por un cineasta hace rato probado como uno de los más interesantes del cine actual: Denis Villeneuve, creador de algunas piezas notables como “La llegada”, “Sicario”, “Enemy” y que anuncia su remake de la polémica “Duna”, alguna vez dirigida por David Lynch.
VOLVER AL FUTURO
Todos estos antecedentes hicieron del estreno de la secuela, uno de los acontecimientos más temidos de los últimos años, calificado incluso como una profanación de un material que, a todas luces, era intocable.
No obstante, Villeneuve supo salir airoso de esta prueba de fuego y entregó un filme que, si bien conserva y respeta los códigos visuales instaurados por Ridley Scott, es capaz de ir más allá e introducir ideas frescas a un material de suyo valioso, inspirado en la pieza literaria “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, de Philip K. Dick (1928-1982), novela corta de ciencia ficción del subgénero ciberpunk publicada inicialmente en 1968.
Tal vez lo que calmó las aguas fue la incorporación como director del filma de Denis Villeneuve, un tipo respetado por un estilo reconocible y plagado de aciertos visuales y temáticos en thrillers como ‘Prisioneros’ o ‘Sicario’, un cineasta que en poco tiempo es tildado como “autor”, en una industria que carece dramáticamente de ellos.
El solo hecho de que esta pieza fílmica estaría dirigida por uno de los autores actuales más estimulantes, en especial de ese estupendo producto que fue ‘La llegada’ (‘Arrival’) y la noticia de que se sumaba al elenco el mítico Harrison Ford y el propio Scott en la producción, sirvió para que los fanáticos pudieran volver a respirar con algo de calma.
Así surgió “Blade Runner 2049”, con el director Denis Villeneuve al mando, sumado Roger Deakins como director de fotografía y con Hans Zimmer como director de la banda sonora, podía esperarse un producto que, en el peor de los casos, sería digno y visualmente impresionante.
Y así fue, porque el film es una experiencia visual impecable, con un diseño de producción que roza la espectacularidad y unos decorados que de verdad son bellísimos, alzándose como una de las películas de ciencia ficción más hermosas e inspiradas en muchos años.
Algo que tiene de sobra este filme es atmósfera, es hacer que nos sintamos en un futuro tan o peor de distópico que el mostrado por Scott, todo ello ayudado sin ninguna duda por una banda sonora de gran sentido onírico y con un pequeño homenaje a la inmortal pieza musical que fue compuesta por Vangelis para el original.
Otro detalle importante: el director Villeneuve se permite partir con una secuencia delirante que nos sumerge enseguida en este futuro distópico de Los Ángeles, ahora en 2049; haciendo que los espectadores puedan sentir de inmediato que han regresado al universo reconocible de ‘Blade Runner’.
El protagonista ahora es «K» (Ryan Gosling) que contiene y amplía todas las preguntas sin respuestas de la cinta original, en especial respecto de si el agente interpretado por Harrison Ford era o no un replicante, tema que fue motivo de discusión a extremos insólitos en las redes sociales.
Lo que se agradece de Villeneuve es que se ha atrevido a seguir adelante, a establecer sus propios códigos y a presentar desde el inicio a su protagonista como un ser artificial, como un modelo perfeccionado de policía replicante que sufre las burlas y el desprecio de sus colegas humanos. A nivel temático, esto ya es un aporte sustantivo y le da un nuevo aire a toda la historia que se mueve con calma, precisión y mucho respeto por el filme anterior.
Lo que debilita al conjunto es un guion que, tras la espectacular partida, pierde fuerza y se torna algo obvio hacia el final, pero gracias a la asombrosa capacidad estética del filme, se perdona ese detalle, sobre todo cuando los espectadores se ven enfrentados a una caja con huesos y a la situación de que se considera a los replicantes como ciudadanos marginados, obligados a realizar los trabajos que los humanos rechazan, idea que era esbozada en el filme original.
No obstante este innegable deslumbramiento visual, hacia el final la película se resiente de un guion que se estanca, que no progresa en la misma proporción como lo hace en su elegancia visual y sonora, porque el guion hace que la pieza fílmica se convierta en una sucesión de hechos que no siempre se comprenden o aportan en verdad, haciendo que el misterio, lo fascinante del inicio se vaya diluyendo y de verdad que se echa de menos un gran villano, un antagonista como lo fue Roy Batty (el inmortal Rutger Hauer), lejos uno de los mejores villanos del cine contemporáneo: carismático, con un sólido conflictos y una necesidad de entender quién era, de dónde venía y por qué no podía ir hacia dónde quería, con quien se podía empatizar y que (dice la trivia) improvisó el maravilloso monólogo que quedó para siempre en el recuerdo de los cinéfilos, elevando “Blade Runner” a la estatura de clásico instantáneo.
Hay muchos ripios en el guion de esta secuela: K está desaprovechado como protagonista, pese a los esfuerzos del actor por mantener la fría dignidad de su personaje y hay soluciones temáticas que no resisten análisis, como que Deckard estuviera desaparecido si se encontraba escondido en un lugar fácil de reconocer y acceder- aunque se puede ver con agrado y sin sentir la frustración que, por ejemplo, se tuvo con la innecesaria continuación de otra catedral como “El Resplandor” (Kubrick, 1980) que en “Doctor Sueño” no logró entusiasmar a nadie y eso que la dirigió un buen director como Mike Flanagan.
Con sus ripios, baches e inconsistencias, ‘Blade Runner 2049’ funciona estupendamente durante su primera mitad, porque es visualmente elegante, arrebatadora en los elementos de su puesta en escena, con momentos notables y si no se entra en el (odioso e inevitable) juego de las comparaciones, son 163 minutos de pura alucinación y entretenimiento.
FICHA TÉCNICA: Título original: BLADE RUNNER 2049. Año: 2017. Duración: 163 min. País: Estados Unidos. Dirección: Denis Villeneuve: Guion: Hampton Fancher, Michael Green (Historia: Hampton Fancher. Personajes: Philip K. Dick). Música. Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch. Fotografía: Roger Deakins. Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista, Barkhad Abdi, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Edward James Olmos, Loren Peta, Vilma Szécsi, Elarica Johnson, István Göz, Wood Harris. Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido; Warner Bros., Scott Free Productions, Thunderbird Films, Alcon Entertainment, 16:14 Entertainment, Torridon Films. Género: Ciencia ficción | Cyberpunk. Thriller futurista. Neo-noir. Secuela. DISPONIBLE EN NETFLIX.
Autor
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Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
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