Ni Salvador Dalí después de haberse metido hongos alucinógenos, se hubiera inventado una historia como la que estamos viviendo en el 2020. Un supuesto murciélago transmite a un chino un virus y detona una pandemia mundial, que ha matado a 1 millón de personas y contagiado a 35 millones, entre ellos el presidente de Estados Unidos a un mes de la elección presidencial. ¡Zas, culebra! ¡Qué historia!
Pero más allá de la ficción, la pregunta es: ¿Le beneficia o le afecta a Donald Trump el haber contraído COVID en la recta final de la campaña? No hay una respuesta simple. Voy por partes:
Hace una semana Trump salió golpeado del debate. La mayoría de las encuestas dieron a Biden como triunfador del encuentro, e incrementó su intención de voto popular en 4%. Pero además, Trump venía arrastrando otro escándalo más: la evasión fiscal. Al parecer el pseudomillonario sólo pagó en impuestos $750 dólares y cero en años anteriores. Una mentada de madre para la clase trabajadora estadounidense. Por ese lado, Trump sale beneficiado, porque mientras se hable de su convalecencia, no se habla de las acusaciones de defraudación fiscal, y además genera empatía entre algunos votantes indecisos.
Pero por otro lado, su campaña había hecho todo lo posible por sacar de la ecuación al COVID, máxime cuando 64% de los electores reprueban el manejo de la crisis. Que Trump salga positivo trae de vuelta al virus a la conversación. Esto es un problema porque tiene una base fuerte de adultos mayores que podrían dudar en ir a votar, y a la que Trump le ha insistido que el voto por correo es susceptible de fraude.
Adicionalmente, el COVID afecta la agenda política porque le impide empujar la confirmación de su nominada a jueza de la Suprema Corte de Justicia, Amy Coney Barrett. Recordemos que junto con Trump se contagiaron varios senadores que deben votan presencialmente para confirmarla. Obvio, no pueden hacerlo, estando covidosos. Por ello, parece que los Republicanos tendrán que acceder a lo que querían los Demócratas: postergar el proceso de reemplazo de Ruth Bader Ginsburg.
Biden por su lado ha sido prudente. Mandó sus deseos de recuperación a Trump y Melania. Y ha dejado que las críticas hacia Trump corran solas. De hecho, su campaña suspendió los anuncios negativos, lo que traerá algo de cordura al resto de la contienda.
En síntesis, Trump gana algo, pero pierde un poco más, porque estando abajo en el marcador, necesita un giro a la contienda, y aun con lo vertiginosa que ha sido esta campaña, todo parece apuntar que su contagio tampoco será un factor decisivo en el curso de la elección. Estamos a punto de confirmarlo.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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