BUROCRACIA POSCOVID

Se cumplieron la semana anterior seis meses de que, a causa de la pandemia por coronavirus, se emitió el acuerdo que dio lugar al confinamiento o distanciamiento social, que para el caso de la operación de la administración pública federal se ha venido adaptando y este 30 de septiembre se renovó con vigencia hasta el 4 de enero del año próximo disponiendo privilegiar las modalidades del trabajo a distancia y el uso de tecnologías de la información para desahogar los diferentes trámites.

Queda claro, el gobierno federal más allá de sus expresiones públicas de optimismo está reconociendo que el riesgo persiste, y que en el otoño y el invierno se elevará al confluir con otras enfermedades como la influenza, por lo que debe apostarse por reducir la movilidad.

Así entonces, de entrada la burocracia federal permanece con el trabajo a distancia, o en su caso el presencial en forma escalonada, por los próximos tres meses.

A seis meses de que las condiciones obligaron a improvisar el modelo, es un buen momento para revisar cómo ha funcionado.

Ha habido, tanto para empleados públicos como para usuarios, experiencias de todo tipo, pero sin duda hay enseñanzas importantes que deben tenerse en cuenta para mantenerlas aún y cuando haya pasado la contingencia sanitaria.

Aunque en muchos casos la ausencia física de personal en las oficinas ha generado demoras adicionales a las que ya eran bien sabidas en el desahogo de trámites, y sobre carga de trabajo para el personal que sí acude a laborar y debe cubrir funciones de quienes están dispensados por su condición vulnerable, también es cierto que las circunstancias llevaron a hacer flexibles diversas diligencias que antes eran tortuosas simplemente por una mala actitud de los encargados de desarrollarlas.

Aún y cuando los medios tecnológicos y digitales están disponibles, y accesibles, desde hace muchos años, hasta antes de la pandemia en la mayoría de las dependencias públicas, sobre todo las federales, los trámites siempre eran presenciales, y con presentación física ¡además por triplicado! de cada documento y constancia, sin importar que año con año se tenía que presentar lo mismo, y seguramente en la dependencia terminaban por tirar o perder los documentos.

Las circunstancias llevaron a habilitar medios tan informales como el whatsapp para  iniciar trámites y entregar documentos. Con tal de seguir con la modalidad escalonada en la que algunas dependencias abren al público únicamente un día por semana, los burócratas dan todas las facilidades para que se les hagan llegar solicitudes, constancias, comprobantes y los documentos que hagan falta.

Eso sí, también se dieron habilidad para modernizar el cohecho, así que para «aceitar la maquinaria burocrática» ahora se aceptan hasta depósitos en los oxxos.

En algunas dependencias ya se tenían avanzadas plataformas que se están habilitando, en las que con uso de firma electrónica se reciben trámites, emiten acuses y notificaciones, y todo tiene certificación de documento original pues lleva un sello digital.

En la emergencia se dio un salto modernizador al que se había resistido la burocracia mexicana. Hay que aprovechar la inercia, perfeccionarlo y mantenerlo, para que el día que se levante la contingencia sanitaria no exista un regreso a la normalidad, sino se inicie una nueva realidad que en este, como en muchos otros aspectos, puede representar una enorme mejoría.

 

edelapena@infonor.com.mx

 

Autor

Eduardo De la Peña de León