En el marco de la conmemoración del 75 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas, se celebró esta semana la Asamblea General, que a causa de la pandemia se dio en la nueva modalidad de participaciones virtuales de los mandatarios de todos países miembros.
Quizá por lo novedoso del ejercicio, y desde luego también gracias a la versatilidad y acceso que aportan las redes sociales, hubo en esta ocasión más seguimiento y atención generalizada a la Asamblea que en años anteriores. Lo ahí ocurrido y externado podrá analizarse desde diferentes enfoques, pero uno importante es que nos permitió contrastar de manera bastante tangible capacidades, visiones, alcances de los gobernantes de cada país.
Destacó sin duda la participación de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien dirigió un mensaje de escasos tres minutos, pero de gran impacto y aceptación a nivel internacional.
Hubo en la participación de Merkel un reproche a la ONU y un emplazamiento a evolucionar y renovarse ante los desafíos que se plantean ahora en el mundo.
«Cualquiera que piense que puede arreglárselas mejor por su cuenta está equivocado. Nuestro bienestar es compartido y nuestro sufrimiento también. Somos un mundo», dijo Merkel, quien así se consolida como una de las figuras de mayor relevancia en el panorama internacional.
Y frente a eso… fuimos a pasar vergüenzas.
López Obrador mandó un mensaje de dieciocho minutos, en que primero trató de dar una clase de historia hablando de las que él llama las tres transformaciones de México, y luego se puso a presumir logros inexistentes.
Dijo que México «avanza con pasos de gigante hacia la Cuarta Transformación de su vida pública», y compartió su fórmula para gobernar «combatir la corrupción y aplicar la austeridad».
Si las burlas que en el mundo generó su mensaje no le llegan y no merman el ánimo del presidente, parece que tampoco le afecta que los hechos lo desmientan.
Apenas se difundió su mensaje ante la ONU, y en el país circuló una evidencia contundente de que ha fallado en su más vendida bandera: el combate a la corrupción. La renuncia de Jaime Cárdenas al «Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado», no únicamente confirmó que en el gobierno siguen robando, sino que además dejó en claro que el presidente no escucha ni atiende a los que le quieren ayudar a hacer las cosas bien, todo es una simulación.
A la par, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo aportó un análisis en el que nos advierten que esos pasos de gigante de los que habló nuestro pequeñito presidente son una ilusión.
Economistas de este organismo dieron a conocer que, como consecuencia de falta de medidas paliativas, México cerrará 2020 como el país más golpeado en materia económica por la pandemia de Covid-19 en América Latina.
Explicaron que la economía mexicana caerá 10 por ciento durante 2020, como consecuencia del desplome en sus exportaciones, en el turismo y la falta de incentivos fiscales, y en 2021 habrá un crecimiento muy tenue.
Vivimos pues un mal momento, y el país está en las peores manos.
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