La semana pasada murió en Estados Unidos una señora de 87 años. Llevaba tiempo enferma de cáncer y otras dolencias, pero siguió trabajando hasta su último día. Se llamaba Ruth Bader Ginsburg, era jueza de la Suprema Corte de Justica, y su muerte puede alterar el curso de la historia. Déjenme les cuento por qué.
La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos se compone de nueve jueces, y una vez que son designados, son vitalicios. Si alguno de ellos renuncia o muere, el presidente, en este caso Trump, nomina al sustituto y el Senado, en el que tiene mayoría su partido, lo confirma como juez.
Trump ya confirmó a dos jueces de corte conservador: Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, a quien metió con calzador por varios escándalos de acoso sexual. Ahora tendrá que hacer una nueva nominación, que sustituya a Doña Ruth, quien era bien progresista e integraba el grupo liberal de 4 jueces que ahora son 3. Esto quiere decir que, si Trump confirma a otro juez conservador, vendrá un cambio en el enfoque ideológico de las decisiones de la Suprema Corte, que podría durar décadas.
Obviamente, los liberales tienen los pelos de punta y harán todo lo posible por aplazar la confirmación, para después de la elección presidencial de noviembre, para que el ganador, ya sea Biden o el Trump reelecto, nomine al reemplazo de Ginsburg.
Pero lo interesante es que la pérdida de esta jueza a semanas de la elección, sí puede afectar su curso, porque en esta ocasión, los estadounidenses no elegirán la mejor propuesta en salud, migración, o economía. No. No. Votarán en torno a la ideología liberal o conservadora, especialmente en un tema en el que Trump ha sabido centrar el debate: el derecho a la vida.
Vean como su base le perdona todos sus negativos y están dispuestos a seguir votando por él, porque supuestamente es pro-vida. Mientras que sus detractores tienen muchos motivos para odiarle, pero ahora el mayor es que pueda nominar a otro juez que esté en contra de la despenalización del aborto. Para ellos, eso es inaceptable. Si Clinton decía: “It’s the economy, stupid!”, ahora es: “It’s the ideology, stupid!”
Las encuestas favorecen a Biden, pero Trump tiene una ventaja grande: su base está motivada y dispuesta a salir a votar con todo, no por Trump, sino para defender sus creencias. Los Demócratas, no tienen esa chispa. Biden no ha logrado prenderla. La pregunta es si la muerte de Ruth Bader Ginsburg puede ser un detonante para ello. Aun no sabemos, pero el vacío que deja es una sacudida dura a los tres poderes, las instituciones y la conciencia de muchos estadounidenses.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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