LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS ANTE EL COVID-19

«Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»  Voltaire   

El actual contexto mundial y nacional, a consecuencia de la pandemia, es altamente complejo, existe una disyuntiva entre la reactivación económica (que necesariamente implica movilidad social) y el resguardo domiciliario masivo (poco probable, por la condiciones reales de la vida de la población, que mayoritariamente subsiste en la parte informal, por decirlo de manera coloquial, “al día”) hace que el camino se bifurque de forma brusca y por demás radical.

Esto ha calado en forma notable con efectos nocivos, como lo señala El Financiero: “La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) estimó que el impacto inicial en México por los paros parciales o totales en los diversos sectores productivos es de 30 por ciento del PIB a precios constantes; el tercero más alto después de Japón y Grecia que son de 31 y 34 por ciento, respectivamente.”

Esta caída de la actividad económica tiene alcances que superan la parte meramente pecuniaria, la adversidad raya en rubros personales y genera una explosión en fenómenos altamente lacerantes, como la violencia doméstica (resaltando la de género, que es un amplio tema problemático) y la ausencia de salud mental (ya carente antes de la pandemia COVID-19).

CNN expresa: “Confinamientos forzados. Aislamiento de amigos y seres queridos. Pérdida de empleo, de ingresos y de estabilidad económica. Duelo y pérdidas en muchos niveles, desde hitos faltantes como cumpleaños y graduaciones hasta enfermedades graves y muerte. Los tiempos difíciles empeoraron por el miedo a un enemigo invisible y mortal que ataca por el aire que respiramos. Esa es la realidad llena de ansiedad en la que viven muchas personas en todo el mundo en la era del coronavirus. Si bien algunos de nosotros podemos estar lidiando bien en este momento, los expertos temen que nuestra capacidad de recuperación emocional comience a debilitarse a medida que aumenta la amenaza de covid-19.”

Ante ello, las Universidades públicas, enfrentan un problema adicional a muchos que ya arrastran (esto no soslaya las dificultades ya narradas, que pueden y experimentan los alumnos, padres de familia y docentes)

Infobae  puntualiza “La epidemia de COVID-19 en México ha obligado a diversas instituciones educativas a modificar sus sistemas de enseñanza. Sin embargo, varias han tenido conflictos al transitar y tratar de adaptarse de una modalidad física a una en línea.”

El País expresa: “Uno de los mayores desafíos que se presentan en esta crisis es mantener a todos esos estudiantes, hasta ahora ajenos a este tipo de enseñanza, no solo atentos sino enganchados a su propio proceso de aprendizaje virtual, manteniendo a la vez unas rutinas saludables tanto a nivel académico como personal. Con la enseñanza en línea, “sabemos lo que debemos hacer en cada momento, y conseguimos evitar esa sensación de aburrimiento, de que los días pasan muy lentamente y no sabes qué hacer”, explica Hélène Colinet, profesora de Francés y formadora de docentes. Sus clases siguen con frecuencia la metodología de la clase invertida (o flipped classroom), por la que con anterioridad a la clase, el o la docente envía un vídeo o un documento para que los estudiantes trabajen previamente sobre él. Después, en la videoconferencia, profesores y alumnos sacan más provecho al tiempo debatiendo sobre ese contenido, resolviendo dudas o compartiendo explicaciones.”

 

Twitter: @cesaritodurondr

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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