Imagen: Little Dragon Bikes, especialistas en bicicleta eléctrica fat bike
La bicicleta es un medio de transporte excelente que cuida el planeta Tierra y nos ayuda a practicar la movilidad sostenible: reduce la contaminación del aire, la huella ecológica, las emisiones de carbono y, además de saludable, ¡cuida tu bolsillo!
La bicicleta eléctrica agrega un motor recargable que le da al usuario la posibilidad de usar un impulso extra ya sea para descansar sin necesidad de detenerse o ayudarse en las subidas muy empinadas.
Beneficios de las bicicletas eléctricas
La bicicleta eléctrica es mucho más económica que los coches y motos de combustión, y también más barata que comprar un vehículo eléctrico para ciudad.
No es fundamental tener una licencia para conducir bicicletas eléctricas. De esta forma, la mayoría de personas pueden usarlas. Respecto a la legislación vigente, se debe analizar en cada país y ciudad.
Por ejemplo, en Ciudad de Buenos Aires, en Argentina, se le considera como “ciclorodado con pedaleo asistido”. Puede utilizarlas solo mayores de 16 años, con un máximo de velocidad de 25 km / hora.
¿Lo sabías?
Puedes transformar tu bicicleta tradicional en una eléctrica mediante un kit, incluso la puedes convertir tú mismo en pocos minutos, por lo que no necesitas hacerte con una bicicleta nueva.
Contaminación y emisiones de CO2
Este tipo de rodado no contamina y por tanto ayuda a combatir la contaminación del aire urbano, ¡olvídate de las emisiones de CO2!
Por cada kilómetro que recorres en bicicleta en lugar de usar un auto, evitas la emisión de aproximadamente 300 gramos de CO2 (dióxido de carbono), aportando un granito de arena para evitar aumentar el efecto invernadero y el calentamiento global. Además, ahorrarás la energía asociada a toda la industria automotriz.
Cabe destacar que de acuerdo a estadísticas recopiladas por la Federación de Ciclismo de Australia, un auto de 30 mil dólares representa un volumen energético de 132 megawatts por hora, 41 toneladas de CO2 y más de un millón de litros de agua.
En cambio, una bicicleta de gama alta requiere entre 50 y 55 veces menos energía y materiales: 2.5MWh de energía, emite 0.75 toneladas de dióxido de carbono y requiere 20 mil litros de agua.
La bicicleta eléctrica resulta más cómoda que la tradicional porque permite recorrer más distancia, por ejemplo, o subir cuestas en el caso de hacer un ejercicio físico más moderado. La bicicleta te lleva sola, la sensación es de un ligero impulso al arrancar o en cuestas, por lo que el movimiento es suave y fluido.
¡La pregunta del millón! ¿Cómo se recargan?
La bicicleta eléctrica consta de varias partes: ciclo (parte de bicicleta tradicional), batería, controlador (envía la potencia al motor), motor eléctrico y el sensor de pedaleo.
La energía llega al motor gracias a una batería que se recarga en la red eléctrica, aunque también lo puede hacer mediante un panel solar. En la actualidad, ya hay motores que se recargan en marcha, en cuesta abajo.
Cuando el sensor capta que hay alguien pedaleando, pone en marcha el motor, que ayuda así a salvar desniveles del terreno o a hacer largas distancias. Al dejar de pedalear o frenar, el motor se para.
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