PENSIONES, ¿EN LA RUTA CORRECTA?

Cuando el dirigente obrero Carlos Aceves del Olmo estuvo en Saltillo para la firma del Pacto Coahuila 2020, a fines de enero anterior, urgió a poner atención al tema de las pensiones en el país.

Se refirió el líder cetemista a la reforma de 1997 en la que se creó el actual esquema de las Afores, un modelo que dijo se copió a Chile sin tomar en cuenta que en ese país había sido impulsado en el régimen de Augusto Pinochet, «y un dictador puede hacer lo que quiera», señaló.

No era una crítica de Aceves del Olmo a Pinochet, sino parte de su argumentación para sustentar que el modelo estaba mal diseñado pues más que producto de un análisis de profesionales había sido impuesto por orden de un mandatario todopoderoso.

Esta semana se ha dado a conocer la propuesta que en septiembre se analizará en el Congreso de la Unión para reformar el sistema pensionario en México. Es un diseño en el que participaron tanto el sector empresarial como el obrero, y atiende varios de los aspectos que actualmente son vulnerables.

De entrada, se plantea reducir el número mínimo de semanas cotizadas, que hasta ahora equivale a cerca de 25 años, y pasará a 15 años. Esto no quiere decir que se disminuya la edad mínima de jubilación, seguirá siendo en 60 años, pero el cambio favorecerá a quienes llegando a esa edad no tengan un registro laboral que acredite aportaciones de mil 500 semanas.

En los términos actuales de la ley, se afirma que, de los más de 70 mil trabajadores que llegarán el año próximo a edad de retiro, la primera generación en jubilarse bajo el esquema de las Afores, un porcentaje mínimo cumplirá realmente con el requisito mínimo de cotización.

Otro aspecto importante de la reforma es que, a partir de 2023, pues en las condiciones económicas del país no es posible hacerlo antes, los patrones incrementarán gradualmente sus aportaciones para que los trabajadores puedan recibir más en sus pensiones.

Bajo el diseño actual la tasa de reemplazo, es decir el porcentaje que de su último sueldo reciben mensualmente los jubilados, es muy baja, en algunos casos del 31% y la promesa es que llegará hasta el 54% una vez que se de el crecimiento del fondo con las aportaciones adicionales.

Países como España tienen una tasa de reemplazo de hasta el 82%, pero el promedio por ejemplo en los miembros de la OCDE es del 63%.

El nuevo esquema que se está planteando pretende evitar la quiebra del sistema pensionario y generar un mayor ingreso a los trabajadores en retiro.

Claro quedará pendiente impulsar soluciones para otros fondos de pensiones, como los del Magisterio y los de la burocracia de estados y municipios que no cotizan al Seguro Social, pero de cualquier manera se presenta como un gran avance.

Hay sin embargo otro aspecto a destacar en esta propuesta de reforma, y no tiene que ver con su contenido e implicaciones, sino con el proceso para construirla, pues como hemos dicho participaron tanto la iniciativa privada, representada por el Consejo Coordinador Empresarial, como el sector laboral, representado por el Congreso del Trabajo.

En los tiempos que se viven una concertación de este tipo, y con los alcances de la que se comenta, no es cosa menor. El presidente lleva meses vapuleando a los empresarios y sembrando discordia en el país, y pese a ese clima de confrontación que ha generado, alguien en su entorno tuvo la visión de seguir trabajando en la iniciativa que en septiembre se enviará al Congreso y sumar a los principales actores para hacerla posible.

Eso, y el consenso que esta semana se alcanzó entre las fuerzas políticas en la Cámara de Diputados para la designación de cuatro nuevos consejeros del INE, son mensajes positivos que urgían, ojalá y prevalezca ese ánimo.

 

edelapena@infonor.com.mx

 

Autor

Eduardo De la Peña de León