La ocasión se presta para fortalecer los lazos de intercambio comercial y replantear asuntos bilaterales que tienen que ver con la migración
Ciudad de México.- La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Casa Blanca podría traer más elementos positivos que negativos, mientras se enfoque en asuntos netamente comerciales.
La visita de López Obrador, contrario a lo que se piensa, no generará mucho impacto en el voto de los latinos a favor de Trump, pero sí puede dar certeza económica y fortalecer los lazos de intercambio con nuestro principal socio comercial, señaló para UNAM Global María del Rocío Méndez, especialista en Comercio Internacional y Negocios Internacionales por la UNAM.
Al ser Estados Unidos el país receptor del mayor porcentaje de nuestras exportaciones (casi el 80 por ciento de ellas), no es buena idea rechazar una invitación de ese nivel que, además, fue oficializada por Donald Trump.
En ese sentido, acotó en entrevista con Primer Movimiento de Radio UNAM, López Obrador debe manejar y aprovechar la ocasión para replantear asuntos bilaterales, como los concernientes al tema migratorio (programa DACA y la revocación de 167 mil visas de trabajo temporal).
Para la internacionalista, la relación comercial entre México y Estados Unidos se fortaleció aún más a raíz de la pandemia. Si bien los insumos (ventiladores) obtenidos a través de nuestro vecino fueron pagados en su debido tiempo, su apoyo en tiempos difíciles debe ser agradecido y correspondido a pesar de los altibajos que como socios han tenido.
Al respecto, recordó las diferencias que tuvieron cuando México consideró a la industria automotriz “actividad no esencial” dentro su estrategia interna, mecanismo que se ideó para reactivar la economía interna en medio de la crisis sanitaria provocada por el SARS-CoV-2.
Reaperturar la industria automotriz suponía la primacía de la actividad económica sobre la procuración de la salud. Sin embargo, ambos países pudieron llegar a acuerdos para posibilitar la reactivación de forma escalonada y paulatina de este sector comercial.
“Con esto no quiero decir que el gobierno de México se ha visto sometido, sino más bien, ha sabido manejar la situación ante un socio comercial que es ampliamente neoliberal, pero al mismo tiempo proteccionista en su política comercial externa”.
Agregó que la relación comercial entre ambos socios es más estrecha de lo que se pudiera imaginar. Los empresarios estadounidenses necesitan la mano de obra mexicana y los trabajadores mexicanos el empleo. “Por eso es complicado que Donald Trump asegure que la mano de obra en Estados Unidos se tiene que aumentar a costa de la salida de los trabajadores latinos, mexicanos y de otros países que dan soporte y ayuda a sus industrias más fuertes en el sector agrícola, automotriz e incluso tecnológico”.
Sin embargo, esto no quiere decir que el T-MEC sea el instrumento idóneo o la panacea que solucione a los problemas económicos de la región de Norteamérica, ya que la crisis es a nivel mundial. Si no hay demanda, de nada sirve echar a andar el Tratado, pues éste no garantiza que a corto plazo se puedan tener ventas extraordinarias o que de él dependa el crecimiento económico de México y su recuperación económica de forma precipitada.
Por tanto, si se quiere que el Tratado sea exitoso, se precisa de seguridad, estabilidad política, y sobre todo del establecimiento de instituciones que tengan un marco jurídico coordinado, “porque lo importante no es que se aprueben leyes para ello, sino que en la práctica funcionen adecuadamente, tanto para los derechos de los trabajadores como para derechos de los empresarios e inversionistas”. (UNAM GLOBAL)
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