La salud de una sociedad reside en su capacidad de reponerse a las crisis. Los países, así como los individuos, expresan su cultura sobre el resto, colocándose en una palestra internacional que pondera, no solo su naturaleza, sino los hábitos y sistemas que permiten afrontarlas.
Antes, durante y posterior a una crisis buscamos siempre ventajas, percepciones a nuestro favor, que son razones que nos afianzan y dan sentido a lo que queremos hacer. La ventaja que literalmente era la parte delantera de una nave, desde el siglo XII comenzó su uso figurado para dar nombre a un comportamiento tan humano, que encierra ambición.
El COVID llegó en el tiempo del populismo en el mundo, y muchos gobiernos han coincidido con ciertos comportamientos que expresan y detallan estas formas de hacer y llevar la política y las políticas; Entre los países hemos visto quienes niegan o en su momento negaron la gravedad de la enfermedad, así lo hicieron en EUA, México, Francia y Brasil entre muchos otros. La ponderación de resultados “mágicos”; el presidente de Madagascar presentó el abril la cura ante el virus en un potaje hecho a base de hierbas, en México López Obrador se jactaba de la “fuerza moral” su principal impedimento para enfermar. También destaca la promoción de acciones que parecen opuestas a los objetivos de un confinamiento, así como en México antes del confinamiento se invitaba a abrazarnos, en Francia un día antes del encierro Macron invitaba a los ciudadanos a salir votar.
Ahora el populismo enfrenta resolver un dilema: economía vs salud y en el proceso sacar ventaja. Quizá esta ventaja era el germen que había diagnosticado Marx al decir que el capitalismo, como cualquier sistema, lleva en su seno el germen de su propia destrucción.
Habrá que sacar ventaja del retorno al nacionalismo, de los límites impuestos a la globalidad y la evidente ausencia de un liderazgo mundial. Pero también habrá que sacar ventaja a la negación que se vive en los gobiernos populistas, a los golpes a la libertad y también a la ausencia de una política reactiva en temas sanitarios.
Aunque el mundo sea diferente, tendremos los mismos actores y el escenario será igual, buscaremos las añejas emociones y construiremos un mundo más limpio y quizá no tan junto, pero seguirá buscándose la ancestral ventaja.
La conquista de los pueblos prehispánicos no fue por el poder o la fuerza, ni por la viruela o gripa, fue por la ventaja que había nacido y se había mostrado, entre los pueblos aliados y los pueblos atemorizados.
Detectar una ventaja hace que las crisis caigan bien, por más que ellas nos duelan. Taladra aun la frase: “esta crisis nos vino como anillo al dedo” que pronunció el Presidente López Obrador allá en abril, seguramente viendo algo más que las muertes o contagios, sino la ventaja oportuna que afirma y vence.
Hasta siempre tendremos ventaja, parece que nos arrastra. El populismo como sus acérrimos rivales, están amarrados a la ventaja también, porque ¿Qué se es sin una ventaja?
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.
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