AVISO DE CURVA

Lo que Óscar Flores Tapia nos enseñó de economía

Óscar Flores Tapia, ex gobernador de Coahuila, sí que fue un genio de la economía. Lo conocí a mediados de la década de los noventas. Nos recibió en su imprenta, rodeado de libros. Se mostró de forma amable y asertiva, sin perder ese tono autoritario y burlón que lo caracterizó y que le acarreó bastantes enemigos. Pocos años después, falleció.

En aquella ocasión acompañé al escritor y comunicador Alberto Boardman y al economista Javier González Alcázar. No recuerdo el motivo de nuestra visita, pero conociéndolos, estoy seguro que acudimos a pedir el apoyo del ex gobernador para impulsar algún proyecto cultural o estudiantil.

Mientras el ex gobernador presumía de sus libros, a Javier y a quien esto escribe se nos ocurrió preguntarle algo de lo que había muchos rumores, pero nada comprobado. La pregunta que le planteamos no abordaba la política ni la cultura, más bien se refería a la economía: la forma en que se gestionó la llegada a Ramos Arizpe de las armadoras General Motors y Chrysler.

A mediados de los noventas, esa cuestión resultaba relevante, ya que en 1994 iniciaba la era del TLC. Las oportunidades que ofrecía el nuevo instrumento comercial eran enormes, sobre todo para un estado con dos armadoras en producción y con un sistema de proveeduría automotriz consolidado.

En retrospectiva, se multiplicaba por diez el valor de los esfuerzos del ex gobernador y de su equipo para lograr que, a principios de los ochentas, ambas empresas se instalaran en Coahuila; en aquellos tiempos daba la impresión de que Óscar Flores Tapia se adelantó a su época, fundando, mucho antes de la llegada del TLC, una política de promoción económica agresiva y exitosa a través de la que fuera una de las primeras oficinas dedicada a la atracción de inversiones que se instalaban en una entidad federativa: la Dirección de Planeación y Desarrollo, a cargo de Fernando Hernández de la Peña.

La respuesta del ex mandatario fue sorprendente. Quienes en la actualidad conducen la estrategia para la atracción de inversiones en el estado, deberían tomar nota de la historia, y aprender de quien, sin ser economista, consolidó las bases del desarrollo económico e industrial de la Región Sureste de Coahuila, iniciado, décadas atrás, por el Grupo Industrial Saltillo (GIS).

Sólo recordemos que Nuevo León también buscaba la codiciada inversión. Por lo que, si pensamos en los factores tradicionales de la competitividad, entre los que destacan la existencia de mano de obra calificada, conectividad, infraestructura carretera, acceso al gas y a la energía y obra pública, en definitiva, en aquellos años, nada teníamos que hacer frente al vecino.

Algo magistral llevó a cabo la escudería de Coahuila para ganar la carrera a un estado que en apariencia contaba con un mejor vehículo y una mayor experiencia. Fue como enfrentar a Ferrari, con un automóvil Ford.

La proeza aumenta de valor al saber que, en los últimos tres sexenios, aun cuando el estado ya registra una elevada competitividad, las grandes armadoras le han hecho el “fuchi” a Coahuila.

Los equipos para la atracción de inversiones de Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes y el propio Nuevo León, ganaron la carrera a los funcionarios de Coahuila. Empresas como Mazda, BMW, Nissan y Kia Motors, se instalaron en estos cuatro estados, solo por mencionar algunas de las oportunidades pérdidas.

A más de 40 años de distancia, fecha en la que se fundó la política de promoción económica de Coahuila, ¿qué importancia tiene en la actualidad la respuesta que el ex gobernador Óscar Flores Tapia ofreció a la pregunta que le formulamos cuando lo visitamos en su imprenta?

Todo indica que, a consecuencia de la contingencia de salud, Coahuila se prepara para ingresar a una crisis económica significativa. Las estimaciones perfilan una considerable caída en el empleo y en el crecimiento durante los próximos trimestres. Una solución que contrarreste los efectos del COVID-19, sería la instalación, en alguna región del estado, de una nueva planta automotriz o de otro giro, siempre y cuando sea de la magnitud de la Chrysler o General Motors.

El ex gobernador Óscar Flores Tapia, jamás hizo referencia al rumor de que él había mandado secuestrar a los funcionarios de General Motors que exploraban el estado como una opción para instalar su empresa, y que no ordenó su liberación hasta que en Detroit confirmaron su decisión de instalarse en Coahuila.

Al contrario, el ex mandatario respondió como un buen economista. Primero, “designa a un eficaz director de Promoción Económica”; segundo, “las empresas no llegan solas, sal a buscarlas”; tercero, “inviértele dinerito, revisa los impuestos y ofréceles obra pública”; por último, “la competencia es canija, sé creativo y atrevido y, si es necesario, deja la ortodoxia para otra ocasión” (al decir esto, lo entrecomilló con sus dedos).

 

olveraruben@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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