Son las 8:45 am de un día cualquiera. El recorrido hacia mi oficina empieza. 15 minutos con poco tráfico, un traslado de 4 kilómetros. ¿Qué es ese olor? Es la empresa de fundición a 800 metros de mi casa. Normal, tiene más de 65 años en ese mismo lugar, mucho antes de que yo naciera ya se fabricaban insumos para el sector automotriz. Las noticias nacionales en la radio anuncian que tanto en la Ciudad de México y Monterrey la calidad del aire es mala En Australia y en Los Ángeles California los incendios forestales acaban con miles de hectáreas de áreas boscosas y amenazan con llegar a zonas residenciales. La contaminación en los mares y océanos llega a un punto en donde algunas especies se están extinguiendo. En China se declara contingencia ambiental por el alto índice de contaminación. ¿Qué esta pasando? ¿Cuándo decidimos declararle la guerra al planeta donde vivimos? Nos estamos tardando mucho en transmutar de una revolución industrial a una EVOLUCIÓN industrial. El cronograma de la vida en el planeta marcará un hito, antes y después del covid-19. La pandemia actual es un aspecto de la crisis en el planeta provocada por el hombre que ha sido definida por los expertos como Antropoceno; el cual es una nueva etapa plasmada por la huella del hombre, donde el cambio climático fuera de control y la pérdida de biodiversidad están conectados, iniciando así una nueva era. El covid-19 nos confronta con una crisis de civilización tan inmediata y tan severa, que la única estrategia real será la que podamos desarrollar para impactar de manera positiva y subsanar la red de la vida y todas sus subredes. La crisis del covid-19 significa una era de la civilización que está muriendo, pero también, muestra un surgimiento de concientización. Cada crisis es una oportunidad. La pregunta clave es cómo rehacer nuestra economía y política de una manera que se respete los límites ecológicos y funcione para toda la humanidad. La respuesta debe ir más allá de las soluciones políticas y tecnológicas superficiales hacia las transformaciones sistémicas profundas que pueden impactar en las injusticias estructurales, la insostenibilidad ambiental y el futuro de las actuales y nuevas generaciones. Necesitamos un cambio dramático hacia una geopolítica genuina, donde los gobernantes puedan desarrollar estrategias conjuntas con todos los sectores involucrados, para favorecer una política de desarrollo industrial en armonía con el medio ambiente. Hoy por hoy, el planeta nos ha puesto un alto en lo que considerábamos el desarrollo industrial para permitirnos redirigir las acciones hacia un nuevo modelo más estructurado con un enfoque sostenible. No podemos “volver a la normalidad” cuando la pandemia acabe, eso significaría hacer lo mismo que nos ha llevado a crear un impacto negativo en la salud y una crisis ambiental. Debemos de impulsar alternativas de desarrollo hacia nuevos modelos de balance ecológico. Se nos ha dado una nueva oportunidad de redirigir el desarrollo industrial en el planeta hacia esquemas que favorezcan la armonía entre el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. La solución no es cambiar, hay que evolucionar.
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