Dicen que una cadena es tan fuerte como el más débil de los eslabones. En un escenario tan complejo como el que plantea la contingencia sanitaria es lógico que algunos aspectos escapen a la atención oficial pero que al ser omitidos vulneran la estrategia de prevención y de contención.
En el controvertido acuerdo emitido por el gobierno federal para ordenar la suspensión de actividades, como se ha dicho hubo ambigüedades y omisiones a la hora de definir las que por ser esenciales se pueden seguir realizando.
En este terreno de las imprecisiones se encuentra por ejemplo el sector de la construcción. Las autoridades locales ante la ausencia de una directriz clara del gobierno federal, responsable de conducir el actuar institucional ante la pandemia, han esbozado algunas ideas que sin embargo siguen siendo insuficientes.
Consideran las autoridades del Trabajo que hay algunas obras que pueden considerarse dentro de las esenciales porque se trata de infraestructura vital para el país, o porque suspenderlas puede provocar un daño de muy alto costo al deteriorarse materiales o avances ya alcanzados.
Al hablar de las obras particulares, por ejemplo, la construcción de casas, las autoridades dicen que quienes laboran en ellas no están en un gran riesgo de contagio al laborar al aire libre.
No es exacto eso.
Lo común es que los albañiles que trabajan en una obra viajen temprano por la mañana todos juntos. Hoy en día seguimos viendo camionetas con ocho o más personas abordo llegando a las construcciones, obviamente sin espacio ni posibilidad de guardar la distancia mínima recomendada.
A lo largo de la jornada, acostumbran compartir el agua. Lo común es que reutilicen una botella de plástico de dos o tres litros y de ahí van tomando todos agua según les va llegando la sed.
A media mañana todos comen alrededor de un improvisado fogón, y después buscan alguna sombra para echarse una siesta, o simplemente descansar platicando, nuevamente muy cerca unos de otros.
¿Cuántas veces al día podrán lavarse las manos?
Por la tarde se van a sus casas, nuevamente apretujados en la camioneta que los trajo, y donde trabajaron quedan envoltorios y sobras de su comida, y desde luego las letrinas portátiles que ahora por ley deben tenerse en toda obra.
Nadie se atreve siquiera a sugerir, mucho menos a ordenar, que también las construcciones se suspendan provisionalmente. Nadie quiere cargar con la acusación o responsabilidad por las familias que en ese caso podrían quedar sin sustento, pero ¿alguien quiere asumir la responsabilidad por el riesgo sanitario que esto representa?
Cuando menos tendría que ordenarse, más allá de sugerirse, algunas medidas preventivas para este sector, y desde luego supervisar que se cumplan.
Las direcciones de Desarrollo Urbano de los Ayuntamientos, y el propio Seguro Social, deben tener un registro de las obras en proceso, así que el trabajo de inspección de esas mismas instancias, o de las autoridades del Trabajo o de Protección Civil se facilita al poderse direccionar específicamente.
La rutina en que trabajan, conviven, toman sus alimentos y descansan los albañiles, son hábitos, costumbres difíciles de cambiar, pero estamos en una situación extraordinaria y a todos nos toca hacer sacrificios.
A la par de las autoridades, los arquitectos, ingenieros, dueños y supervisores de obras tendrían que comprometerse a establecer así sean las mínimas medidas de prevención.
Desde principios de abril la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción emitió un protocolo de contención del coronavirus en sitios de obras en proceso. Destacan algunos aspectos como informar al personal sobre síntomas y medidas preventivas; observar la distancia mínima recomendada, incluso en el transporte; colocar lavamanos y dotar de soluciones como gel o sanitizantes; prohibir las visitas; garantizar la higiene de los lugares donde se come y de los sanitarios.
El protocolo se puede consultar y descargar en el portal de internet de la Cámara, está disponible para todo público en la dirección http://www.cmic.org/
Tendrían los que están construyendo que adoptar estas medidas. Si no lo hacen están poniendo en riesgo a sus trabajadores, pero también a los vecinos de los lugares en donde están haciendo una obra.
¿Quién se va a hacer cargo?
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