El Coronavirus es como otro 11 de septiembre de 2001, porque es un parteaguas que marcará a varias generaciones que recordarán los días fatídicos de cuarentena, el cierre de fronteras y aeropuertos, el colapso de los sistemas de salud, y una profunda depresión económica; pero, también tenemos la oportunidad de contar una historia de resiliencia y reconstrucción mundial.
Sí, tendremos un nuevo orden en las relaciones internacionales, pero también a nivel social habrá muchos cambios en el estilo de vida de la gente en la era post COVID-19.
Primero, la salud y la higiene personal cobrarán más importancia, por lo que se esperaría que fuéramos más conscientes del lavado de manos frecuente, el desinfectar alimentos y cosas de uso constante; o bien, que alguien que no estornuda en la parte interna del codo será socialmente mal visto.
Segundo, los gobiernos se verán forzados a destinar más presupuesto a sus sistemas de salud y prevención de enfermedades, puesto que si algo demostró esta pandemia es que un sistema de salud precario impacta directamente en la fuerza laboral, y por ende, en la economía del país.
Tercero, el respeto al espacio personal será una nueva norma no escrita. En los restaurantes, en el transporte público, y hasta al saludar, habrá cambios que implicarán un distanciamiento social moderado.
Cuarto, habrá un gran espacio de crecimiento para los negocios de mensajería y reparto. El Coronavirus nos habrá enseñado a optimizar el tiempo pidiendo víveres, medicinas, ropa, artículos de ferretería, y hasta el servicio de tintorería a domicilio.
Quinto, los procesos laborales serán más ágiles a través de las tecnologías de la comunicación. El llamado home office, o trabajo remoto, se hará más amplio, reduciéndole a las empresas la necesidad de espacio físico en oficinas y presupuesto para viajes de sus empleados, y al trabajador le implicará menos tiempo de traslado.
Sexto, si la educación en línea tenía desventajas, en los próximos meses habrá un florecimiento de los programas a distancia por las ventajas que presentaron durante la cuarentena.
Esta pandemia nos recordará por décadas la fragilidad de la nuestra condición humana y las alteraciones en la forma que vivimos, trabajamos, interactuamos y nos relacionamos con nuestros seres queridos. ¿Nos volveremos más ermitaños? Tal vez. ¿Nuestra vida diaria será más eficiente? Puede ser. ¿Habremos aprendido lecciones? Eso espero. ¿Las cosas volverán a ser iguales? Definitivamente no.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael.
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