BEATRIZ PAGÉS
La revocación de mandato para destituir a López Obrador no empieza mañana, ni pasado, sino hoy.
El presidente López Obrador dio el banderazo de salida a su destitución cuando, decidió cerrar los ojos y cubrirse los oídos para no ver, ni escuchar a los mexicanos.
El plan de de emergencia que presentó fue la propuesta de un autista. ¿A quién le hablaba el presidente en la soledad de su escenario? ¿A qué país representaba cuando decidió ignorar las recomendaciones para impedir la muerte de la economía y el desempleo de millones de familias?
Ahora ya lo saben todos, incluso los que candorosamente creían que podían influir en el ánimo del presidente. A López Obrador sólo le importa López Obrador, con todo y lo que eso significa.
Hoy, lo relevante, entonces, es encontrar la fórmula para construir un movimiento y un gran frente para impedir que el autoritarismo y la arbitrariedad de un presidente siga gobernando y acabe con México.
Carlos Salazar Lomelí, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, contestó a quienes piden la renuncia del Presidente de la República que la única forma democrática de hacerlo es a través de la revocación de mandato.
Es verdad, pero hay decisiones que, antes de esa fecha, debe tomar la oposición y muchos otros actores. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los partidos políticos, los gobernadores, sindicatos y empresas, sociedad civil y las iglesias, entre otros?
¿De qué lado va a seguir estando la oposición: de la ciudadanía o de sus intereses?
La carta donde el senador Dante Delgado del Partido Movimiento Ciudadano, le pide a López Obrador que se comporte como presidente y que recapacite frente a la crisis, es una pequeña muestra de lo que tendrían que hacer en este momento los partidos antagónicos.
Pequeña, porque hasta el día de hoy, la oposición no ha dado muestras de dignidad. Ha preferido dormir plácidamente en la hamaca presidencial a salir en defensa de las miles de pequeñas y medianas empresas, y de los millones de mexicanos que van a perder el empleo sólo porque hay un autoritario en Palacio Nacional.
La primera condición para que la revocación de mandato tenga éxito en 2022 es que el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD se decidan a ganar la elección de 2021 y quiten la mayoría a MORENA en la Cámara de Diputados.
De otra forma, la destitución del Ejecutivo Federal, sólo va a servir para lo que, en realidad, fue pensada, para legitimar la prolongación de mandato de López Obrador.
La ciudadanía ya comenzó a organizarse para exigir la renuncia del presidente. El remedo de plan de emergencia, sustentado en mentiras y cifras falsas, es la única prueba que le faltaba a la sociedad para confirmar el desprecio que le tiene al país.
La pregunta es qué papel van a jugar los partidos en todo esto. ¿Van acompañar a la sociedad o aceptarán verse rebasados e incuso enfrentados con sus electores?
Gustavo Madero dijo que “al presidente ya lo perdimos, está extraviado” y sugirió generar una fuerza plural para sacar al país adelante.
Es cierto, hoy el futuro de México ya no está en Palacio Nacional.
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