Canberra.- El primer ministro australiano, Scott Morrison, ha cerrado las fronteras del país para todos los visitantes, con la COVID-19 extendiéndose a nivel mundial.
Todos los que no sean o bien residentes o ciudadanos de Australia tendrán prohibido ingresar al país a partir de las 21:00 hora de verano oriental de Australia del viernes, manifestó Morrison en una rueda de prensa este jueves.
Los ciudadanos australianos podrán regresar, pero estarán sujetos a un aislamiento obligatorio de 14 días.
«Cerca de un 80 por ciento de los casos que tenemos en Australia son el resultado de alguien que ha contraído el virus en el extranjero o alguien que ha tenido contacto directo con alguien que ha regresado del ultramar», dijo Morrison a los periodistas.
«Por lo tanto, la abrumadora mayoría de casos en Australia son importados. Las medidas que hemos implementado han tenido obviamente un impacto en eso y esta última se trata de una medida adicional que se puede mejorar aún más».
Según el Departamento de Salud del Gobierno australiano, hasta el jueves a las 06:30 hora local se registraron 565 casos confirmados de COVID-19 en el país, un aumento del 24 por ciento respecto al día anterior.
De esos casos, 259, o el 45 por ciento, se consideraron adquiridos en el extranjero, principalmente de Estados Unidos, Irán, Italia y Reino Unido. (XINHUA)
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