Está en peligro de extinción por la sobrepesca
Ciudad de México.- Un grupo de investigadores de la UNAM patentó un método para incrementar hasta 70 por ciento la sobrevida del caracol rosado (Strombus gigas), una especie en riesgo por la sobrepesca; ancestralmente ha sido utilizado como alimento, instrumento musical, pieza de ornato y materia prima para la construcción de herramientas.
Para tener mayor éxito en el cultivo de esta especie en laboratorio, científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) recurrieron a la simbiosis de algas con los caracoles, para aumentar la supervivencia de sus larvas. Este método obtuvo hace poco una patente en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Las poblaciones de Strombus gigas se han reducido sin dar tiempo a su recuperación, expuso Anastazia Banaszak, titular del proyecto. Por ello, junto con su equipo se ha dado a la tarea de implementar un método propio para cultivar esta especie y contar con una estrategia efectiva de reproducción y conservación.
En la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales Puerto Morelos, en Quintana Roo, encontraron que estos caracoles tienen dentro de su sistema digestivo unas microalgas similares a las que tienen los corales y otras especies que viven en los arrecifes, con las que intercambian nutrientes. Al hacer experimentos descubrieron que si proporcionan las algas a los caracoles en etapas tempranas de su desarrollo, su sobrevivencia es mayor, lo que hace más viable su cultivo.
“Cuando los caracoles eclosionan son larvas, luego pasan por metamorfosis y evolucionan a caracoles pequeños, con conchas transparentes. Creemos que en esa etapa las algas hacen fotosíntesis y ayudan a alimentarlos”, detalló.
Pero cuando comienzan a crecer y formar una concha más gruesa, le llega muy poca luz a las algas, y entonces se forma un tipo de parasitismo entre ambas especies”.
Alimento, instrumento y adorno
La concha del caracol rosado es brillante y rosada, compuesta por carbonato de calcio; es utilizada para la fabricación de cal y porcelana. Además, su carne tiene 74 por ciento de proteínas y recientes análisis bioquímicos han revelado la presencia de una sustancia activa antibacteriana y antiviral.
Por sus características, este molusco ha sido sobreexplotado y actualmente está en riesgo; pero con su método de cultivo, la investigadora de la UNAM ha logrado reproducirlo con una alta tasa de superviviencia.
“En el laboratorio encontramos que a los dos días de que eclosionan las larvas, se pueden inocular con microalgas cultivadas, lo que resulta en una sobrevivencia del 70 por ciento de la producción de las larvas, que contrasta con el menos del uno por ciento de éxito de los cultivos sin este aporte”, detalló.
Este resultado se debe a que las microalgas son simbiontes del caracol. Toman energía del Sol y la transforman en carbohidratos y otros alimentos que transfieren a su hospedero. En correspondencia, el caracol aporta desechos como nitrógeno y fósforo, que aprovechan las algas para hacer nuevos alimentos, en un proceso de reciclaje interno.
Hasta ahora, la investigación se ha hecho a nivel experimental. “Tenemos acuarios, pero no hemos podido escalar este método por falta de fondos; no obstante, ha sido comprobado y lo hemos publicado en dos revistas científicas”, resaltó.
En su primer intento por explotar la patente, Banaszak y sus colaboradores están en pláticas con el acuario de Grupo Xcaret, en donde se podría aplicar este proceso. (UNAM)
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