Las anécdotas de mi General Coss
En esta ocasión te platico sobre tres hechos anecdóticos en los cuales el personaje principal fue mi General Francisco Coss, sí el mismo que lazó una ametralladora de los federales en la plaza de la independencia, esa que hoy conocemos como la plaza de armas aquí en esta hermosa ciudad de Saltillo. De hecho estas anécdotas no son revolucionarias, dos son algo así como gastronómicas y una geográfica.
En el año de 1923, tras el fracaso de la rebelión delahuertista, mi general Francisco Coss tuvo que dejar el país, exiliándose en los Estados Unidos, país en el cual con mucho esfuerzo y trabajo pudo sobrevivir y la manera en la cual lograba hacerse de dinero, era mediante la venta de chorizo que él mismo elaboraba, y que vendía a las familias acomodadas del estado de Texas.
Después de algún tiempo, para ser precisos en el año de 1942 ya con el arribo de Lázaro Cárdenas a Palacio Nacional, don Pancho regresó a México, y ya estando en Saltillo, donde tenía ciertas propiedades, le preguntaron su opinión sobre la pérdida del territorio nacional a manos de los norteamericanos, a los que el oriundo de Ramos Arizpe sentenció con esa voz fuerte y pausada que le caracterizaba: “Desgraciados gringos, se llevaron todo lo pavimentado”.
En otra ocasión, al ingresar a una salchichonería cuyos propietarios eran los integrantes de una familia alemana, le ofrecieron en venta queso de puerco, a lo que mi general Coss, el mismo que había tenido lo que pareciera una competencia de baile con mi general Villa en la Normal del Estado de Coahuila, ya por la tarde en una reunión con compañeros de armas, les dijo: “canijos alemanes, aprovechan todo del marrano y hasta ordeñan a las marranas para hacer queso”.
El siguiente comentario, fue de un compañero de armas, quien presumió que casi llegando a Sabinas, Coahuila preparan queso de Aura, pues alguien le había ofrecido enviarle este producto lácteo, a lo que el general cuestionó: ¿cómo le harán para ordeñar esos pájaros?, pues ya que los zopilotes son conocidos como auras, sin embargo el otro militar se refería a la población de San José del Aura, donde por cierto hacen un queso delicioso y de donde es oriunda mi cuñada Selene.
Estos son acontecimientos anecdóticos no revolucionarios de un revolucionario que aprendió de geografía y hasta de alimentos después de haber dejado las armas, con las cuales buscó y logró junto con más Saltillenses, coahuilenses y mexicanos, un mejor país. Y que por cierto era conocido como “Pancho Patadas”, pero esa, esa historia es para otra Cápsula Sarapera.
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