PLAZA CÍVICA

 La importancia política del Cristianismo

“No solo de pan vive el hombre…” dijo alguna vez Jesús, indicando que el arte de vivir no depende exclusivamente de alimentarse. En estas épocas navideñas envueltas en tiempos seculares vale la pena recordar la importancia política del cristianismo, así como su significancia histórica y trascendencia cultural. Porque para muchos resulta sencillo calificar de retrógrada a la religión, cuando la naturaleza humana y la realidad política resultan mucho más complejas.

La Ilustración representó uno de los grandes desafíos para la religión cristiana en Occidente. El movimiento ilustrado postulaba la primacía de la ciencia, el individuo y la razón sobre la religión, la comunidad y la fe. Sin embargo, todo gran movimiento tiene grandes excesos, y la Ilustración no fue la excepción. Edmund Burke, intelectual y parlamentario británico que vivió en aquellos tiempos advirtió sobre sus desmesuras en distintos ámbitos, entre ellos el religioso. Burke no fue un hombre particularmente religioso, y la defensa que hace de la religión tiene un enfoque utilitario ya que no abandera la verdad religiosa sino su papel en la vida pública. Para Burke, el ataque hacia la religión bajo el argumento de ser “artificial” era peligroso porque bajo esa lógica peligraban las instituciones del Estado que tenían sus raíces en la tradición, poniendo en amenaza la paz social. Asimismo, veía a la religión como una fuente de sentimientos que robustecían la cohesión social y engendraban hábitos pacíficos que permitían el sostenimiento del orden político. Argumentaba igualmente que los rituales y las ceremonias religiosas, con toda su pomposidad, fortalecían la lealtad comunitaria y la solidaridad social (Yuval Levin, The Great Debate: Edmund Burke, Thomas Paine, and the birth of right and left, 2014). Durante su vida el intelectual británico advirtió de un futuro oscuro si los excesos racionales e individualistas se llegasen a aplicar, ya que estos no tomaban en cuenta el contexto particular de cada nación y la naturaleza humana con su componente sentimental. Su advertencia se haría realidad con el último gran proyecto de la Ilustración: el comunismo. Pero si la religión resulta importante en la esfera personal y social, nuevos estudios han demostrado que la religión cristiana -especialmente la católica- ha jugado un papel fundamental en el desarrollo histórico y cultural de Occidente.

En un libro titulado Los Orígenes del Orden Político: desde la prehistoria hasta la revolución francesa, el autor Francis Fukuyama explica que los esfuerzos de la Iglesia católica para establecer su dominio jurisdiccional sobre Europa trajeron como consecuencia la recuperación de los códigos jurídicos de la antigüedad y el nacimiento de un cuerpo profesional de abogados, lo que traería finalmente como resultado la cultura de la ley en Occidente. Asimismo, demuestra la importancia que tuvo la Iglesia católica como un contrapeso político a la autoridad de las monarquías europeas, impidiendo el nacimiento del absolutismo (como en Rusia o China) y abonando a la germinación del liberalismo y la democracia. En este mismo sentido, un reciente estudio encuentra que en aquellos países donde la Iglesia católica tuvo mayor presencia en el tiempo lograron un mayor nivel de desarrollo. La razón de lo anterior es que la Iglesia prohibió la poligamia y el matrimonio entre primos, poniendo fin a las “instituciones basadas en parentesco”, lo que trajo consigo países “más individualistas e independientes, menos conformistas y obedientes, y más inclinados hacia la confianza y la cooperación con extraños”, características esenciales para el desarrollo material y nacional (Schulz et al., The Church, intensive kinship, and global psychological variation, Science, 2019).

Sin duda la religión ha sido igualmente fuente de guerras intestinas, dogmas que impiden el juicio crítico e intolerancia que lleva a la enemistad. Los excesos y la falta de equilibrios son siempre fuente de problemas. Sin embargo, la religión ha jugado un papel fundamental en toda civilización, y en el caso de Occidente -y de México posteriormente- el cristianismo en sus diversas vertientes ha tenido un rol esencial en la historia, la cultura y los valores occidentales y mexicanos. Y por ello, como un ateo-cristiano que no solo de pan vive, le deseo una muy Feliz Navidad y un muy próspero Año Nuevo.

 

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Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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