TAMARA NAZARETH MEDRANO FLORES
Un emblema muy Saltillense: El sarape
“No hay nada más cariñoso que un sarape de Saltillo” es una frase que aún resuena entre la sociedad. El sarape se ha convertido en un pedazo de patria que ha viajado con nosotros de generación en generación guardando entre su historia el olor de la pólvora, el calor de los suspiros y aquellas noches terribles de frío. La palabra sarape proviene del náhuatl “zarape” que significa prenda para cubrir, por lo regular se lleva bien puesto sobre el hombro y mostrado con orgullo. Aproximadamente a partir de 1591 el sarape se empieza a tejer en suelos saltillenses, comenzando en nuestra ciudad un importante legado cultural e histórico.
Los antiguos habitantes del norte de México eran bárbaros, sanguinarios y nómadas pues se movían de lugar a otro sin establecerse. Estas tribus se diferenciaban de aquellas grandes y esplendorosas civilizaciones que se desarrollaron al sur de México como los mayas o los aztecas. Francisco de Urdiñola dio posesión de terrenos a los tlaxcaltecas el 13 de septiembre de 1591, por lo que en la Villa de Santiago del Saltillo se funda también la Nueva Tlaxcala. Cuando llegaron los tlaxcaltecas empezaron a fomentar su cultura entre la población, mostrando una gran experiencia en el cultivo y las artesanías. Fray Agustín de Morfi, menciona en su obra “Crónica de Nuevo México y viaje de indios” que al llegar a Saltillo, se dio cuenta que, gracias a los tlaxcaltecas, no existía ni una sola tierra improductiva.
Con la mezcla cultural que existió entre España y México durante la conquista, se intercambiaron también productos como el cacao, el maíz, el trigo e incluso el ganado. La cultura de los españoles se fue fusionando con la mexicana y esto no sólo se vio en sus creencias o formas de pensar, sino también en la vestimenta por lo que la tilma, prenda popular de los tlaxcaltecas se fue confeccionado con lana, material traído por los españoles, comenzando en la ciudad de Saltillo los primeros sarapes. Una de las principales cualidades del sarape es que tiene que ser calientito para aquellas noches frías, resistente a las lluvias y sobre todo que no sea muy pesado.
Algunas peculiaridades del Sarape son el empuntado (hacer los flequillos que sobresalen en las orillas) que se copió de las mantillas españolas, los colores de bandera de México, la cenefa en amarillo y una flor que puede variar; a veces puede ser una rosa, un clavel o una flor del desierto. El clavel y la rosa son flores tradicionales de España que representan vida, pero la flor del desierto además de señalar la vida, nos recuerda los terrenos del norte de México y la perseverancia de sus habitantes. El diamante significa riqueza, es por eso que los tlaxcaltecas impregnaron en el sarape el simbolismo y la belleza del diamante colocándolo en el centro. El degrado del sarape, que se ve a simple vista nace de ocho tonalidades que provienen de cinco colores básicos: verde, naranja, azul, amarillo y rojo. La finalidad de la gran variedad de colores, es reflejar el amanecer en un sembradío, el atardecer de los desiertos y los hermosos e inigualables cielos de Saltillo. El sarape es tejido con gran dedicación, pues cuando se entrelaza la urdimbre y la trama forman en el centro un colorido diamante que hará que quien porte el sarape luzca algo arrogante, pues se acostumbraba que lo llevaran las personas más acaudaladas e importantes de la ciudad.
El arte de Saltillo se refleja en el Sarape pues con sus rayas multicolores han cobijado a millones de valientes que nos representaron en las luchas que formaron nuestro presente. En la imagen del sarape la hermosura de nuestra patria se ve reflejada, por lo que apreciarlo maravilla a nuestros ojos y corazón. El inmenso colorido que tiene el bello estado de Coahuila se ve pigmentado en el sarape, resaltando también la hermosura de los elementos naturales que tiene nuestra entidad. Podemos decir con gran orgullo que fueron las calles de Saltillo donde se puso el primer taller especializado en la creación del sarape, tal fue el impacto de esta creación que no pudo pasar desapercibida, por lo que se empezó a exportar por todo el mundo. En la actualidad sus tamaños y costos varían, pues los podemos encontrar entre los quinientos a los doscientos mil pesos. Ahora que se acercan los climas fríos no olvidemos esta frase que dice “No hay que dejar el sarape en casa aunque el sol esté como brasa”.
LA PALABRA SARAPE proviene del náhuatl “zarape” que significa prenda para cubrir
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