¿Cómo les va de maratón Guadalupe-Reyes? ¿Qué tal de crudita? ¿Ya se gastaron el aguinaldo en la cantina o putero? ¿O ya se los quitó la esposa, amante o chichifo? El maratón comenzó lento por lo que he escuchado, sobre todo ha varios comerciante del centro de Saltillo; quienes aseguran que la falta de dinero y el “Buen Fin” fueron los factores de la escasez de ventas. También he notado varios cambios que han detenido la derrama económica en fiestas y posadas, bien como el pago de deudas y costos atrasados.
De niño, mi madre y abuela no ponían el pino de navidad hasta después del 12 de diciembre, actualmente las tiendas nos adelantan la Navidad un mes antes. El maratón se ha convertido en semanas de borrachera, desenfreno y viene a mi mente la clásica respuesta que daba el Padre Mario Carillo, párroco de San Esteban: “Comportémonos decentemente, como en pleno día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de peleas ni envidias.
Tal como lo señala Romanos 13:13”. Una cita adecuada en estos tiempos, así que no se peleen los tíos por el terreno de la abuela. Y no quiero verme como “mocho” o doble moral, pero las navidades de antaño se esfumaron con la llegada del prácticas y ritmos desenfrenados, como por ejemplo el Reggaeton. Aún hay casas de Saltillo donde se colocan grande nacimientos, con cada uno de los episodios de la historia de la Salvación. Recuerdo dos, uno que colocaba mi tía María, allá por el Cerro del Pueblo.
Ocupaba un cuarto completo, el pequeño Belén tenía desde la anunciación, un jaripeo, plaza de toros, mariachi, el ermitaño con un diablo que llevaba una botella de licor. Hasta 8 niños con igual número de padrinos levantaban cada mes de febrero dependiendo de la cuaresma. Murió la tía, se acabó el nacimiento. Ahora en una casa de INFONAVIT o pones el nacimiento o pones la sala. Las posadas han cambiado, igual que las tradiciones de los barrios. Yo tendré que dejar el barrio que me protegió, cuidó y deslechó por más de 30 años, mi barrio “Saltillo Oriente”. Donde con el mismo nombre había una sociedad mutualista.
Muy cerca de ahí también: zarco de artesanos. Mi barrio con su Plaza de la Madre, su mercado los domingos y el imponente Archivo Municipal, que recorría sus jardines con el encrucijado maestro De León Montalvo. Además de la casa del Doctor Mariano Narváez, donde José Alfredo Jiménez cantó a todo tequila. Las distancias apartan las ciudades y las ciudades destruyen las costumbres, es algo cierto. Ahora las colonias de la periferia llenas de sureños y personas tristes, proclives al divorcio y a los antidepresivos, acaban con las costumbres, sacan al patio su bocina de Coppel y ahí todo acaba. Como diría el maestro Cedillo. “Dejaré mi barrio, lo extrañaré, pero siempre lo llevaré adentro”.
Cambiando de tercio, esta es la penúltima columna del año y ha quedado evidenciada la 4T, se le le está acabando el tiempo. El próximo año serán elecciones, dudo que el PRI lleve carro completo, pero serán mayoría. MORENA desaparece más del estado, igual que el PAN del espurio Chuy de León. UNIDOS liderado por Beto Moreira dará la sorpresa. Además veremos el uso de la urna electrónica, algo innovador en el estado que vendrá a reducir tiempos y ayudará a que sean más rápidas estas elecciones. Cuide su estómago y dinero, no se deschavete como escritor con beca o maestro con retroactivo, acuérdese que la cuesta de enero, pesa más con los bolsillos vacíos y las úlceras reventadas.
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