El cambio climático de origen antropogénico ha aumentado en América Latina en las últimas cuatro décadas, señalan en la Declaración de Portillo-Juncal celebrada en Chile.
Ciudad de México.- El Grupo de Trabajo sobre Nieves y Hielos (GTNH) del Programa Hidrológico Intergubernamental en Latinoamérica y el Caribe (PHI-LAC) de la UNESCO envió a la Cumbre del Cambio Climático (COP25), que tiene lugar en Madrid, una declaración advirtiendo el fuerte retroceso de los glaciares en la región.
Según el grupo, el retroceso se ha hecho notorio con especial intensidad en las últimas cuatro décadas debido al cambio climático de origen antropogénico. El texto sugiere la necesidad de una evaluación urgente y detallada de los aportes de los glaciares, y acciones concretas para su protección.
Frente a las consecuencias de la actual crisis climática, los expertos también indican la necesidad urgente de una cultura de prevención, preservación, mitigación y adaptación con todos los actores involucrados.
Además de la declaración, el GTNH lanzó la Red Latinoamericana de Suelo Congelado (Permafrost) y participó en la instalación de una estación de detección junto a los glaciares Juncal y Alto del Plomo.
La ocasión permitió también la recolección de muestras clave de glaciares prácticamente inaccesibles a 4 mil 300 metros, que se sospecha se vieron afectados por partículas de los recientes incendios de la Amazonia.
El GTNH se reunió en Portillo (Chile), del 10 al 12 de diciembre y está integrado por expertos de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y México, representado por Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Los expertos nacionales del citado grupo transmitieron en la Declaración de Portillo-Juncal su preocupación acerca de las graves consecuencias de no establecer pronto medidas adecuadas para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
En su declaración establecieron también que la pérdida de hielo en zonas de los glaciares y su entorno los convierte en generadores de amenazas por procesos naturales a la población, infraestructura y ecosistemas, amplificados por el calentamiento antrópico.
En los últimos diez años se ha intensificado el aumento en las tasas de retroceso y pérdida de espesor de hielo, sobre todo en los Andes áridos y semiáridos de Argentina y Chile debido al agravante de la megasequía registrada en la zona.
En México solo dos montañas aún poseen glaciares y la pérdida del área glaciar fue superior a 70 por ciento en los últimos 60 años. En el volcán Iztaccíhuatl, por ejemplo, de 11 glaciares reportados en 1958 solo persisten tres.
En Perú, entre 1962 y 2018, se perdieron mil 284 kilómetros cuadrados, lo que representa 53.56 por ciento del total. En Ecuador, el inventario glaciar más reciente indica una reducción promedio del 52 por ciento de la superficie glaciar total en el periodo 1956-2017.
En Colombia se evidencia una reducción del 56 por ciento en las últimas tres décadas; en Venezuela quedan menos de 0.1 kilómetros cuadrados de los glaciares que ocuparon la Sierra Nevada de Mérida, y en Bolivia, en el periodo 1980 – 2011, la pérdida promedio alcanzó el 39 por ciento, existiendo cordilleras con una disminución de hasta 51 por ciento.
Declaración
Con base en ese diagnóstico, los especialistas del GTNH de Latinoamérica y el Caribe declararon que existe evidencia inequívoca en toda la región latinoamericana de una intensa pérdida glaciar que ha conllevado a la extinción de glaciares, lo que indica una clara inestabilidad de las masas de hielo asociada al cambio climático, que probablemente se agravará en los escenarios de calentamiento más favorables con una intensificación de los deshielos en las próximas décadas.
Señalaron que es necesaria una evaluación urgente y detallada de los aportes hídricos provenientes de los hielos para la adecuada planificación de su uso y de obras de infraestructura hidráulica, así como acciones concretas al respecto.
Destacaron que se requiere fortalecer los sistemas de monitoreo, seguimiento y evaluación de los glaciares y nieves de la región, ya que éstos son importantes indicadores naturales de cambios climáticos, proveedores de agua de la población y los ecosistemas, depositarios de registros climáticos y medioambientales, y representan un valor cultural y espiritual para muchas comunidades.
Ante la inminente pérdida de los glaciares es relevante estudiar en detalle los de tipo rocoso o de escombros, y los suelos congelados que pueden representar una fuente importante de recursos hídricos. Por este motivo, el GTNH creó la Red Latinoamericana de Monitoreo de Suelos Congelados, desde México a Tierra del Fuego, que contribuirá al conocimiento del volumen de hielo contenido en el suelo y su relevancia hídrica, tema poco estudiado en la región.
En su declaración conjunta, los científicos del GTNH señalaron que los países en desarrollo son más vulnerables a los efectos del cambio climático debido a su menor capacidad de adaptación. Asimismo, en Latinoamérica se presenta una notable escasez de datos y literatura científica sobre la relevancia de las nieves, hielos, sus entornos y cambios observados. Por lo tanto, es indispensable propiciar y fortalecer los estudios sobre nieves y hielos a nivel regional y nacional. (UNAM)
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