TAMARA NAZARETH MEDRANO FLORES
Café Oso: Aroma y sabor saltillense
“Debo creer que algo bueno hicieron los hombres para que sean bendecidos por el cacao y el cafeto.” No hay mejor forma de consentir nuestro paladar que con un buen café. Habrá quien lo prefiera con leche o negro; por lo general se toma en los climas frescos, pero existen personas que lo toman al inicio del día; tal y como lo decía el personaje de Sherlock Holmes: “No hay nada como una taza de café para estimular las células del cerebro.”
Una historia popular menciona que el café tiene su origen en Etiopía donde la planta crecía en forma silvestre, se cuenta que un pastor llamado Kaldi llevaba a sus cabras todos los días a pastar. Un día observo que sus cabras se comportaban de una forma extraña. El pastor pensó lo peor, pues creyó que estaban enfermas o incluso que alguien las había envenenado, sin embargo al amanecer el rebaño estaba tranquilo. El pastor decidió observarlas cuidadosamente y se dio cuenta que había un fruto que las cabras mordisqueaban y les provocaba una actitud extraña, pues iban y venían constantemente. Kaldi, al ver esto, decidió probar la extraña planta y comenzó a sentir que el insomnio y cansancio desaparecían, rápidamente tomó el fruto y lo llevó al monasterio de Chehoed, los monjes al escuchar la historia hicieron una prueba y prepararon una infusión la cual tenía un aroma tan delicioso que todos quedaron encantados. Así se dice que nació el café, una bebida mística y atrayente, pues existen muy pocas personas que se resisten a una tacita.
El cafeto o planta del café llegó a México aproximadamente en 1790. Se dice que fueron Chiapas, Michoacán y Veracruz los primeros estados en recibir esta planta. El suelo y el clima mexicano se adaptaron muy bien a este fruto traído por franceses y holandeses a partir del siglo XVII, quienes lo introdujeron en Centroamérica y Sudamérica.
En Saltillo tenemos el café Oso, empresa con más de cien años de antigüedad y que ha estado en miles de hogares Saltillenses y de todo el país. Fue Don Manuel Zertuche quien hereda el gusto por el café a su hijo. Ernesto Zertuche, en 1920 inicia con el negocio del café, para después incluir el irresistible chocolate. En los medios de comunicación locales se promocionaba el café y chocolate Oso. Una publicidad popular fue aquel comercial radiofónico que decía “Si usted probó un buen café, seguramente es café Oso”.
El café Oso se popularizo tanto en la población, que cuando a alguien se le preguntaba ¿cómo estás?, se decía “como el café oso, siempre bueno, siempre delicioso”. Para 1950, las instalaciones ubicadas antiguamente en la calle de Victoria eran insuficientes, por lo que se mudaron al nuevo edificio en la calle de Allende, lugar en el cual hasta la fecha, se encuentran. Este edificio es uno de los más representativos de nuestra ciudad, pues fue considerado por Oscar Flores Tapia como el primer rascacielos, ya que rompió con la estructura y el estilo colonial que tenía Saltillo.
Actualmente, el café Oso, dirigido por Don Francisco Recio Zertuche y sus hijos, es uno de los de mayor consumo en el país, pues no solo se vende a nivel local y estatal, sino que se distribuye por toda la República Mexicana. Su sabor y olor son parte de nuestra identidad. Recorrer la calle de Allende es una delicia pues el olor del café y chocolate nos hacen recordar aquellas reuniones familiares llenas de pláticas y risas inolvidables.
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