HISTORIAS DE SALTILLO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, SUS ANÉCDOTAS Y LUGARES

JUAN JOSÉ CASAS GARCÍA

Francisco de Urdiñola

Seguramente ha transitado la calle de Urdiñola, ya sea en coche, ya sea en camión, ya sea a pie. La primera vez que recuerdo haber escuchado de este hombre fue cuando, a punto de tomar un camión rumbo a mis clases de natación en la alberca olímpica de nuestra ciudad, le pregunté al chofer “¿pasa por la calle Urdiñola?” El camionero dijo sí y me subí.

El que sería capitán y uno de los fundadores de Saltillo llegó a Nueva España alrededor del año 1572 a 50 años de la caída de Tenochtitlán y 25 del descubrimiento de las minas de Zacatecas. Nació en Guipúzcoa en las provincias vascongadas en España. Su familia era muy pobre pero eran hidalgos, como todos los vascos, ya que habían participado abiertamente en la guerra de reconquista contra los moros. Desde el descubrimiento de nuevas minas, todas ellas integradas a Zacatecas, la expansión española hacia el norte fue inminente. Urdiñola había acumulado una fortuna en una de estas minas cuando se lanzó a la carrera militar, iniciando como soldado al mando de una pequeña cuadrilla y trabajando como pacificador, es decir, lanzando la guerra contra los indios que asolaban la región. La Corona no daba ningún pago a estos hombres, pero por su aventura les obsequiaba algunas tierras y lo que fue llamado la encomienda, que era básicamente el otorgamiento de mano de obra de prisioneros de guerra, es decir, los indios.

La encomienda era la mano de obra asalariada que trabajaría en minas o en haciendas, pero ya se ha comprobado que en realidad era una especie más de esclavitud, incluso algunos de los indígenas de nuestra región serían enviados como esclavos hasta Cuba…A pie, imagínese.

Hay que decirlo sin traumatizarnos, los fundadores de Saltillo fueron esclavistas y Urdiñola fue uno de ellos. En 1580 y 1581 Francisco de Urdiñola llegó a la muy precaria villa de Santiago del Saltillo (nombre muy concurrido en América, pues Santiago, patrón de España, fue el santo que ayudó a los españoles a pelear contra los “bárbaros” moros. No es de extrañar que hayan elegido ese nombre para pelear contra los “bárbaros” indios del norte) precisamente para combatir contra los guachichiles de Saltillo y Mazapil. Fue nombrado capitán de Mazapil en 1583 sustituyendo a López de Lois. Obtuvo finalmente la paz con los guachichiles en 1584 y contrae matrimonio con Leonor de Lois, hija del antiguo capitán de Mazapil, heredando la fortuna de éste. Finalmente tiene una idea maravillosa junto con el virrey Luis de Velasco, fundar un pueblo de indios tlaxcaltecas al lado de Saltillo en 1591. Ellos serían los que le darían vida a la ciudad, es por los tlaxcaltecas que realmente se sostuvo Saltillo gracias al pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala.

Fue expandiendo sus riquezas e influencias en todo el norte de la Nueva España e incluso pudo haber sido elegido para ser el conquistador de Nuevo México, pero su esposa murió en circunstancias muy peculiares, lo que lo llevó a tener un juicio con la Inquisición y la Audiencia de Guadalajara. Es juzgado por el oidor Nuño Núñez de Villavicencio, yerno de Juan Batista de Lomas y Colmenares, quien había buscado desde hacía mucho tiempo el permiso de inspeccionar y conquistar Nuevo México, pero el virrey Luis de Velasco le concedió el honor a Urdiñola. De ahí que la Audiencia de Guadalajara lo hubiese condenado en 1594 por la muerte de su esposa, de un joven vasco llamado Landaverde y de cuatro personas más, argumentando que había asesinado a su mujer por infidelidad, matando también al joven y a cuatro sirvientes que se habían enterado del asunto, dando paso a una leyenda, aunque de leyendas hablaremos en otra ocasión.

Tres años y medio más tarde de iniciado el juicio, el capitán fue culpado por los seis asesinatos, pero un año más tarde quedó absuelto del crimen, tal vez porque ya habían otorgado el permiso de conquista de Nuevo México a Juan de Oñate, porque tanto los jueces y oidores de la Audiencia cambiaron, porque la Corona se dio cuenta que necesitaba hombres como Urdiñola o, simplemente por cuestiones de corrupción que ¡ojo!, no es descabellado pensarlo en Nuestra Nueva España.

Urdiñola perdió la oportunidad de ser el conquistador de Nuevo México, pero no se rindió en el acumulamiento de riquezas y de tierras. Fue posteriormente nombrado gobernador de Nueva Vizcaya (donde pertenecía Saltillo, tiempo después sería integrada a Coahuila) en 1603. Como gobernador expandió sus posesiones bajo prestanombres (¡mire qué curioso! Eso que los gobernadores utilicen prestanombres para enriquecerse no es nada nuevo) y tomando indios como encomienda para trabajar en sus haciendas. Finalmente, Urdiñola fallece en 1618 dejando una herencia del latifundio más grande del norte de la Nueva España que perduraría toda la época colonial. Un patrimonio obtenido con guerra, fuego y sangre.

 

EL PUEBLO DE San Esteban de la Nueva Tlaxcala, dónde hoy se ubica la iglesia con ese nombre, fue fundado por Francisco de Urdiñola en 1591