Batalla campal política se presentó en Perú, cuando Martín Vizcarra, el actual presidente, tuvo un encontronazo con el Congreso por la designación de los magistrados del Tribunal Constitucional.
Resulta que los legisladores de oposición estaban tratando de meter al alto órgano de impartición de justicia, a gente afín a su ideología e intereses, sus cuates pues. Esto es relevante por el control que pueden llegar a tener en los procesos constitucionales, electorales, o hasta judiciales como en el caso de Keiko Fujimori, hija del expresidente que está en prisión, al igual que ella de manera preventiva por acusaciones de lavado de dinero. ¡Chulada!
Vizcarra quería debatir la manera en la que se elegirían a los nuevos magistrados, pero la oposición desechó la propuesta del presidente, y por sus pistolas nombró a sus magistrados a modo.
Ante esta situación, Vizcarra dio manotazo y disolvió el Congreso bajo sus facultades constitucionales, pero la oposición, reviró de manera cuasi inmediata declarando a la acción del presidente como un “golpe de estado” y lo suspendió, a la par de tomarle juramento a la vicepresidenta Mercedes Araoz, como nueva presidenta.
Este torneo de poder le dejó al Perú dos presidentes por 24 horas, porque al día siguiente Araoz renunció, dado que las fuerzas armadas y la opinión pública ciudadana estaban con Vizcarra, y en contra del Congreso.
El poder judicial tendrá que dirimir esta controversia, pero estratégicamente Vizcarra ha ganado los términos del debate público encasillando a la oposición y al Congreso en el papel de los bloqueadores de la lucha contra la corrupción que abunda en el país.
No obstante, es interesante es que, a pesar de la corrupción, la impunidad es limitada o hay hartas ganas de perseguir a los que dejan la silla. Para muestra un botón: de los últimos 5 expresidentes peruanos, 4 están en la cárcel, y uno de ellos se suicidó poco antes de ser detenido.
Vizcarra llega al poder después de los escándalos de Odebretch de su antecesor Pedro Pablo Kuczynski, alias PPK. Y como interino ha convocado a elecciones para enero del 2020. Sin embargo, el mismo sistema y los intereses políticos de las bancadas, le han puesto trabas a la gobernabilidad y han generado inestabilidad al país, mientras que los únicos que pagan el pato son los ciudadanos.
Perú es un ejemplo más de que la política ya no se trata de izquierdas ni derechas, sino del sistema contra el antisistema.
Israel Navarro es estratega político y socio del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter: @navarroisrael
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