“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”, oraba San Francisco de Asís; pero eso a la gente no le interesa demasiado. La celebración “religiosa” que cada año se lleva a cabo en Saltillo en las calles aledañas a la iglesia que lleva el nombre del fundador de la Orden Franciscana, están repletas de vendedores de música y películas “pirata”, así como de puestos de gorditas, sopes y enchiladas; juguetes y monos de peluche, hierbas medicinales, pócimas mágicas, y hasta imágenes de la “Santa Muerte”. Pero en cambio, nadie se acuerda de San Francisco, nadie vende sus imágenes ni sus oraciones y ni siquiera un triste rosario o escapulario.
Esta celebración religiosa, como tantas otras, se ha convertido en una simple kermés. A fin de cuentas, lo único que les importa a los comerciantes instalados es ganar dinero. Lo demás es lo de menos. (ÁNGEL AGUILAR)
Autor
- Reportero de El Heraldo de Saltillo con reconocida trayectoria en radio y prensa escrita en el estado de Coahuila.
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