“No tengo nada que enseñar, pero sí experiencias para compartir”: González Iñárritu

Me hubiera gustado ser músico; tengo mejor oído que ojos y siempre imagino, concibo y creo las películas como un género musical, dijo en la ENAC el doctor honoris causa por la UNAM

Ciudad de México.- Cuadro por cuadro, decenas de estudiantes de la UNAM escrutaron al cineasta mexicano más galardonado del séptimo arte contemporáneo: Alejandro González Iñárritu. En la sala Manuel González Casanova, de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), 105 integrantes de la comunidad universitaria y decenas de miles vía streaming siguieron su clase magistral y conversatorio de 215 minutos, en el marco de su investidura como doctor honoris causa por esta casa de estudios.

“Nunca estudié cine, y por ello tengo mucho que aprender de ustedes, aunque nadie se hace solo, por eso tuve buenos mentores; no tengo nada que enseñar, pero sí experiencias para compartir”, dijo el primer mexicano en presidir el Jurado del Festival de Cannes.

Proyectado en la gravedad de su voz radiofónica intacta, reveló que la música le interesa más que el cine. Recordó que cursó un semestre de la carrera de Derecho, luego Comunicación, pero “me hubiera gustado ser músico; tengo mejor oído que ojos y siempre imagino, concibo y creo las películas como un género musical”.

González Iñárritu dijo que no sólo Ludwik Margules fue su mentor en teatro, sino la publicidad, los comerciales y la radio, sus ejercicios cinematográficos iniciales que lo llevaron a su primera película sensorial: “Amores Perros”.

“Amores perros es como ‘Sticky Fingers’, de los Rolling Stones; ‘Biutiful’, es como un réquiem; y ‘21 Gramos’, como un jazz fracturado… Para mí la música es la coloratura de una película, quizá porque transité entre los años 80 y 90, y me tocó el rock en español, con Soda Stereo, Nacha Pop y Radio Futura”, recordó.

El exlocutor radial recordó al “monstruo actoral” Emilio Echevarría, a quien “descubrió” en una obra teatral y que personificó a “El Chivo”, en “Amores Perros”; también rememoró a su cómplice sonoro Martín Hernández. Hizo referencia a “Breaking the waves”, de Lars von Trier, como una de las películas que lo marcaron de una manera especial.

Dementes, series y redes 

En la charla, conducida por la periodista Fernanda Solórzano, González Iñárritu dijo que el cine está hecho de la vida, y es inmoral la atracción primitiva, estilización y glamourización de la violencia sin consecuencia narrativa.

“De cualquier manera, el cine es un trabajo como para dementes, todos los que hacemos esto estamos un poco locos, porque sí implica una gran cantidad de riesgo y trabajo”.

Sin embargo, reconoció estar muy impactado por las series de televisión. “Hay una obsesión por la tv, y el cine está perdiendo su situación de sueño, la parte onírica, eso que no se puede leer, que no viene en el guion, que no puede percibirse con palabras. El cine es ahora muy racional”.

En involuntaria referencia a Marshall McLuhan, dijo que el medio es el mensaje, por lo que debe diferenciarse claramente cada plataforma. Sobre el uso de los teléfonos celulares y las redes sociales, opinó que “es el regreso a la Edad Media y la Inquisición”. “Hemos perdido el lenguaje con naturaleza, sólo hay conclusiones y opiniones inmediatas, es lo más patético del Universo, y nunca tendré redes sociales”, enfatizó.

Luego de casi tres horas de conversatorio, en la penúltima pregunta de 12 realizadas por alumnos de la ENAC, González Iñárritu hizo una pausa entre lágrimas, al conmoverse tras la evocación de la hechura de su cortometraje “11’9»01”, referente a lo ocurrido en las torres gemelas de Nueva York.

“No sé si seré director de documentales, pero me encantan, mucho más que la ficción; son más oníricos, con realidades imposibles, ya que la ficción ha ingresado al mundo de las fórmulas… el cine es en sí bondadoso, es agua: vapor, nube, río, océano, todos los géneros son importantes”.

Finalmente, dijo a estudiantes de cine que el guion es una herramienta, limitada y primitiva, por lo que les sugirió tener claro el objetivo y el personaje de la película, y que cada escena se subordine a ello. Recalcó que para ser director se requiere fuerza y condición física. Asimismo, hacer uso del miedo, como un aliado en el desempeño de los actores. “Si es una chinga, y te odian…pero luego te aman”. (UNAM)

 

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Agencias