AVISO DE CURVA

El secreto de la seguridad en Coahuila 

Si le advirtieras a un vecino que recientemente se mudó a Coahuila procedente de otro estado o el extranjero, que en junio de 2012 la entidad registró una tasa record de homicidios (59.3), tres veces la registrada en el país (23.0), convirtiéndose en uno de los estados más inseguros de aquel periodo, su reacción oscilaría entre “no te creo” y “deberías verificar tus datos”. Sobre todo, cuando en junio de 2019, la entidad registró una tasa de 9.7, apenas la tercera parte de la registrada a nivel nacional que rosó los 30 homicidios por cada cien mil habitantes.

A siete años de haber alcanzado el pico de la inseguridad y la violencia, Coahuila logró invertir los papeles: el país sufre actualmente un peligroso y alarmante repunte en el número de homicidios, en tanto la entidad goza de una tranquilidad envidiable. De hecho, en agosto de este año, la tasa de homicidios resultó la más baja de los últimos años (2.7), descendiendo a niveles registrados en los meses anteriores a 2008, año en el que la entidad inició su descomposición, disparándose el número de homicidios hasta alcanzar la referida tasa de junio de 2012.

Ahora bien, si resides en alguna ciudad de Coahuila desde 2008 o antes, sabes perfectamente que a principios de ese año inició el declive. Los homicidios, secuestros, enfrentamientos, robos con violencia y extorsiones, pasaron de ser noticia por su rareza a convertirse en una pasmosa cotidianidad.

La cresta despuntó en 2012 con el crecimiento inusual de homicidios, junto al asesinato del hijo del ex gobernador Humberto Moreira, pero antes, en 2011, sucedió la matanza de Allende.

Con estos antecedentes, tu nuevo vecino te preguntará: ¿Cómo lograron en tan poco tiempo reducir considerablemente los principales indicadores de inseguridad, y de paso ubicar a Coahuila como la entidad con el más alto Índice de Paz del norte del país?

Porque en efecto, en 2019 Coahuila ocupa el sexto lugar nacional como una de las entidades con el mejor Índice de Paz, según el Instituto para la Economía y la Paz con sede en Australia. La entidad norteña y fronteriza que más se le acerca es Sonora, ocupando el duodécimo lugar. Lo interesante es que, en el mismo reporte, correspondiente al 2013, Coahuila se ubicaba en el lugar 22 a nivel nacional, fotografiándose, en aquel año, como una de las entidades más inseguras y violentas del país.

Es un hecho: Coahuila dejó atrás los tiempos de inseguridad. Pero no se trata de ensalzar a las autoridades. Lo importante es esclarecer la estrategia que, desde mediados de 2014, ha fundado un proceso de mejora consistente de los indicadores de seguridad y reducción de la violencia.

Algunos dicen que fue el ejército quien trajo la paz a la entidad. Otros aseguran que el cierre de giros negros convirtió a Coahuila en un estado más seguro. Hay quienes incluso se aventuraron a decir que fue el gobernador en turno quien con su “de la seguridad me encargo yo” transformó la estrategia de seguridad.

En realidad, el éxito de la estrategia se debió a una combinación de éstos y otros factores. Incluso, el ex gobernador Rubén Moreira tuvo algo que ver al momento que, en 2012, al calor del asesinato de su sobrino, tomó una decisión fundamental para el futuro de la seguridad en el estado.

Lo que a continuación se revelará puede causar escozor, incredulidad y suspicacia. Sin embargo, habrá que reconocer que una parte fundamental de la estrategia es el trabajo territorial y de inteligencia que, desde 2010, realizan los mandos y elementos de Fuerza Coahuila (ahora Policía Estatal).

¿2010? En efecto, por increíble que parezca, la estrategia consistente en desplegar territorialmente a los elementos para evitar que ingresen al estado células del crimen organizado procedentes de otros estados y hacer labores de inteligencia para, si por alguna razón lograsen ingresar, ubicarlos y apretar, para finalmente obligarlos a abandonar el estado, se gestó desde el 2010, aunque sus frutos se vieron reflejados hasta mediados de 2014.

La participación del ex gobernador Rubén Moreira consistió en que, en 2012, al momento de ser informado del fallecimiento de su sobrino en Ciudad Acuña, no se dejó amedrentar, y aunque la presión para relajar la estrategia escaló hasta un nivel fatal, en ese momento llamó al más alto mando de Fuerza Coahuila para indicarle que la estrategia se mantenía.

Por lo tanto, habrá que poner atención a la reciente transformación de Fuerza Coahuila en Policía Estatal. Los mandos son la clave.

 

olveraruben@hotmail.com

 

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El Heraldo de Saltillo
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