TERESA GURZA
Calladitos se verían… menos tontos y envidiosos.
¿Podrían los expresidentes Fox y Calderón quedarse callados, si no tienen nada inteligente qué decir?
Al burlarse de López Obrador por su Grito, se pusieron de pechito para que les metieran tapones.
Como el lanzado a Calderón por un Bartlett con mayores tablas, que se concretó a decir «salud al capitán Borolas»; aludiendo a su gusto por el trago y al mote que le puso López Obrador por el traje militar que le nadaba.
Y en twits que demuestran poco seso, Fox escribió entre otras necedades que la falta de invitados la noche del 15 al balcón presidencial, fue para satisfacer el «gigantesco ego» de AMLO.
Ora sí, que el burro hablando de orejas…
¿No tienen quién les diga que no es ésa, la forma de hacer política? ¿O es tanto su afán por salir en los medios que no les importa ganarse así, el espacio?
Estoy en desacuerdo con casi todo lo que hace y dice, promete y no cumple, el Presidente.
Pero me gustó su Grito, pese a algunas vivas; porque las comunidades indígenas requieren recursos y no aclamaciones para salir de la marginación y la soberanía no anda muy boyante que digamos, por su sumisa actitud ante Trump.
Parodiando a Zapata, el Grito es de quién lo trabaja; y López Obrador lo imaginó en décadas de soñarlo y tuvo varios ensayos generales cuando sin serlo, se proclamaba “presidente legítimo”, así que le salió bien.
Me desagradó que su esposa Beatriz levantara con arrogancia, el puño cerrado; pero me encantó que la pareja no hubiera caminado entre vallas de aplaudidores, como lo hicieron los anteriores, «para satisfacer su ego».
Y el balcón presidencial, sin familiares con vestidos brillantes y haciendo como que se divertían, lució sobrio frente al soberbio Zócalo embellecido por una preciosa noche sin lluvia y de magnífica claridad; que luego, lástima, opacó un poco la pólvora de los fuegos artificiales.
Creo que el país requiere oposición fuerte frente al gobierno; que por supuesto no es la de los pocos que logran juntar esos dos olvidadizos, que con sus errores como presidentes ayudaron a que López Obrador llegara; y que han mostrado ahora, que le envidian ese Zócalo pletórico de entusiasmo y sin insultos.
Generalmente me asombran por inapropiadas las declaraciones de los del poder y estoy convencida, de que se expresa con mucho mayor inteligencia y desde luego más claridad, cualquier persona del pueblo.
En la nueva administración, abundan los Cantinflas; entre ellos, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell que en la mañanera presidencial del 5 de septiembre, ¿explicó? la razón para que el dengue los agarrara desprevenidos.
Las reporteras de Reforma, Claudia Guerrero y Natalia Vitela recogieron sus palabras en una nota publicada al día siguiente con el título Registra dengue el triple de casos.
Díganme si podemos tener confianza en un jefe de salud que justifica de esta forma el criminal incremento de una enfermedad evitable, si se fumiga.
«Sí es cierto que este año 2019 tenemos tres veces más dengue, sí es cierto, es un fenómeno que ha ocurrido en varios otros años”, dijo.
Y siguió: «La razón específica, no es una sola; la razón específica de que este año hasta la fecha actual tenemos en el número acumulado de casos, 312 por ciento más que el año anterior, para ser completamente claros, no es una razón única, es múltiple».
Detalló que hasta la semana epidemiológica 35, se han registrado más de 74 mil casos, de los cuales 11 mil 593 han sido confirmados.
Y agregó que la situación se debe, “a las variaciones biológicas del clima y de la conducta del mosquito que transmite la enfermedad, puede estar la epidemia de zika de 2015, la cual, fue mayor a lo que nos hicieron creer”.
Para concluir, «El zika genéticamente es parecido al dengue, y podría estar estimulando que las personas infectadas por dengue sean más propensas a tener síntomas. Una de las hipótesis científicas importantes es que no necesariamente es mayor transmisión, sino que ahora puede haber más personas con síntomas de dengue»
¿Qué?
Y tras admitir que la compra de insecticidas se realizó con tres meses de retraso, indicó que la tardanza no fue por descuido:
«… la razón por la que la compra de insecticidas se hizo en agosto, en lugar de en mayo o junio, es porque estamos luchando contra la corrupción».
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