Río de Janeiro.- La crisis internacional provocada por el aumento de los incendios en la Amazonía empieza a causar un temor en Brasil sobre un posible boicot de varios países a los productos del país, ya sea a través de gobiernos o de movimientos sociales.
El primer aviso lo dio Finlandia, país que ostenta la presidencia rotativa de la Unión Europea, sugiriendo que el bloque europeo deje de comprar carne brasileña en protesta por la política ambiental del gobierno de Jair Bolsonaro
Los medios de comunicación brasileña mostraron que en las redes sociales empezó un movimiento de boicot a los productos que contengan el «made in Brasil» con el hashtag #BoycottBrazil, algo que ha provocado una rápida reacción del sector empresarial brasileño.
Parte de la campaña contra los productos brasileños insta a no consumir los productos que sean de origen animal e incluso a cancelar viajes al país sudamericano, como forma de represalia por la política ambiental del gobierno brasileño.
Para varios especialistas, las eventuales sanciones que pueden imponer los gobiernos europeos incluyen protestas en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y un apoyo al boicot contra los productos brasileños, aunque no sea de forma explícita.
Una de las principales voces de alerta la dio el exministro de Agricultura de Brasil Blairo Maggi, quien es además el mayor productor de soja del país y que admitió públicamente que «hay una preocupación con la posibilidad de un boicot, porque somos competidores muy fuertes en Europa y de los europeos en otros mercados».
«Las entidades del agronegocio brasileño estamos muy preocupadas», expresó Maggi, conocido como «el rey de la soja» y ministro durante la administración de Michel Temer.
Por su parte, el exsecretario de Comercio Exterior de Brasil Welber Barral afirmó que el boicot es posible. «Los productos agrícolas europeos pueden hacer un llamado junto con los consumidores para que no compren productos de origen o hechos con materia prima brasileña», comentó.
«Es una forma de barreras no tarifarias incluir en la agenda cuestiones ambientales, principalmente con la visibilidad de la Amazonía, usada con una gran repercusión en la prensa y redes sociales. Esto también coincide con la ola proteccionismo y la guerra de tarifas global», afirmó Barral.
La crisis alrededor de la Amazonía se intensificó precisamente en el momento en que el consumidor global pide más informaciones sobre el origen de los productos que lleva a la mesa, para evitar el consumo de ciertos insecticidas o productos cultivados en determinadas circunstancias.
Desde la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja Brasil), se considera que la fuerte repercusión de los incendios en la Amazonía en el exterior es debido a una disputa comercial.
«La cuestión es que países como Francia están aprovechando la oportunidad para intentar atacarnos, porque saben que no consiguen competir con nuestros productores. En Francia, el sector sólo se sustenta con subsidios. Nosotros preservamos del 20 al 30 por ciento de nuestras propiedades, como prevé el Código Florestal. Sobre las quemadas, los números están dentro de la media. No hay motivos para la alarma», destacó el presidente de Aprosoja, Bartolomeu Braz. (XINHUA)
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