GODZILLA 2: EL REY DE LOS MONSTRUOS

VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ 

Más efectista que efectiva, esta secuela pierde un extenso metraje en tratar de explicar una historia que es tan confusa como innecesaria cuando trata de entregar argumentos que pocos quieren conocer. Logra repuntar -en parte- en su secuencia final, aunque sigue teniendo un desarrollo que no logra convencer y que desperdicia muchas ideas que pudieron ser mejor aprovechadas. Lo que prima es el espectáculo de monstruos antediluvianos peleando cuerpo a cuerpo en un mundo que, para variar, está devastado por la desidia humana.

Partamos por lo que resulta el gran festín de “Godzilla II: El Rey de los Monstruos”: la secuencia final donde el espectador puede, después de una larga y enervante espera de casi dos horas, apreciar la ferocidad del enfrentamiento entre Godzilla con Rodan, una especie de pterodáctilo enorme con poderes de fuego; con Mothra, una polilla descomunal con poderes de luz y King Ghidorah, un dragón de tres cabezas, uno de los rivales más temibles para el protagonista prehistórico. Lejos, esta parte concentra lo que debió tener el filme en su extenso metraje: sentido del espectáculo, en donde los efectos visuales y sonoros, gracias al desarrollo de lo digital, son los que se llevan los aplausos.

Este tipo de filme se denomina como kaiju,  palabra japonesa que significa bestia extraña o bestia gigante, y que por lo general se traduce como monstruo en el inglés, aun cuando no se trate del mismo concepto. Este vocablo se emplea para referirse a las gigantescas criaturas que atacan o protegen al mundo o la humanidad en el género tokusatsu, y que son originarias de Asia, provenientes del folclore y de las leyendas tradicionales.

Así, los fanáticos del kaiju, que sufrieron una gran decepción con la cinta “Titanes del Pacífico: La Insurrección” (una poco digna sucesora de la notable “Titanes del Pacífico”) debieron esperar más de un año disfrutar de este espectacular enfrentamiento, donde los actores poco se lucen, ya que toda la acción y el encanto de este filme irregular radica en el muy planificado choque de las criaturas.

Los grandes defectos de esta cinta es que se toma demasiado en serio el cuento de Godzilla, con lo que abundan las explicaciones pseudo científicas que poco o nada aportan al ritmo que debió tener el filme: poca acción, mucho diálogo y escenas que se aprovechan muy mal.

Godzilla no desarrolla las historias de manera satisfactoria y pierde la posibilidad de ser una inquietante indagación en la mitología sobre titanes gigantes que han residido entre nosotros en secreto, volviendo todo su material argumental predecible y efectista, donde grandes estrellas ni siquiera se reconocen (¿qué hace en esta película Sally Hawkins, la protagonista de “La forma del agua”?) o aportan algo.

En verdad que si analiza con calma esta película, un espectador atento puede coincidir en que existen elementos que se extraen de filmes tan diversos como “Mundo Jurásico”, pasando por “Avengers: Infinity War” y sacando elementos de “Armaggedon”. Pero si bien se copian elementos, el interés de Godzilla en salvar a la humanidad no logra cobrar mayor sentido y, curiosamente, en este caso su presencia es escasa, borrosa y casi nunca alcanza estatura protagónica.

De esta manera, termina constituyéndose en una torpe y acaso innecesaria secuela del original, que tan pronto entrega secuencias de exquisitas posibilidades (el viaje submarino donde descubren las figuras esculpidas en las piedras) como se convierte en una típica y soporífera película de rescate made un USA.

El director de esta aventura fallida es Michael Dougherty, que ha sido duramente criticado por los fanáticos dado el escaso tiempo de pantalla que se le brinda a este lagarto mutante convertido en salvador de la Humanidad, que resulta atascado en su despliegue por una cantidad increíble de protagonistas humanos que nada aportan a la cinta en cuestión, salvo elementos de humor debilitado por la gravedad del proyecto.

¿Busca una matiné para un fin de semana? ¿Un panorama solo de entretención e inmediato olvido? Este filme cumple a carta cabal con esos objetivos.

Abstenerse los fanáticos de verdad de los kaiju, aquéllos que idolatran las viejas e ingenuas cintas niponas en donde Godzilla sí era una estrella, emergida desde las profundidades del terror que había provocado el hecatombe nuclear en una nación rica en leyendas y tradiciones orales sobre dragones, bestias y todos sus cruces y derivados.

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El Heraldo de Saltillo
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