Nueva Casa de los Libros
“Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca” Jorge Luis Borges
Estimado lector, escribo esta columna con la satisfacción de haber acumulado una grata experiencia llena gozo dado que tenemos un nuevo servicio bibliotecario que está llamado a ser uno de los mejores de nuestro sistema.
Después de un año y medio de trabajo, negociaciones, reacomodos y grandes esfuerzos, por fin inauguramos la nueva sede de la Biblioteca Central ahora llamada “Venustiano Carranza”, ubicada en lo que fue el Antiguo Internado para señoritas de la Benemérita Escuela Normal.
Desde hace 104 años la Casona -ahora icónica pues recoge una tradición dentro de la educación que nos enorgullece- fue un espacio donde se formaron las maestras de Coahuila en años donde estudiar significaba un esfuerzo importante para las familias y las propias estudiantes.
Venían a instalarse aquí mujeres valientes que tenían como reto convertirse en formadoras de nuevas generaciones, y lo hicieron prácticamente durante todo el siglo XX. Ahora, gracias a una serie de esfuerzos en conjunto, los dormitorios, que dejaron de tener demanda por parte de las estudiantes foráneas hace un par de años, se convirtieron en salas de lectura donde las historias cobrarán vida.
Este emblemático edificio, que se caracteriza por su diseño arquitectónico propio del porfiriato, con numerosas alcobas y un amplio patio central, fue adquirido por el entonces Gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, cuyo aniversario luctuoso conmemoramos apenas la semana pasada, y fue donado para la juventud coahuilense y del resto del país que venía a estudiar a nuestra ciudad –cuando se ganó el sobrenombre de la Atenas de México-.
Fue inaugurado oficialmente el 5 de mayo de 1916 por Gustavo Espinosa Mireles como “Internado para Alumnas de la Escuela Normal” y desde entonces la Casona comenzó a forjarse una historia llena de leyendas, anécdotas, sonrisas pegadas a estas paredes, de sueños hechos realidad, por eso, estimado lector, celebro que los cuartos que antes recibían a las futuras maestras, ahora están abiertos a niños lectores, a jóvenes estudiantes y al público en general que sigue encontrando en nuestras bibliotecas públicas un espacio de refugio y aprendizaje.
Y es que, mientras en otros estados existe la amenaza de cierre de bibliotecas o de cambio de vocación de sus espacios, en Coahuila hemos podido lograr que cada día se fortalezcan gracias a los servicios bibliotecarios de calidad e innovación.
Le aseguro, estimado lector, que al visitar la recién inaugurada Biblioteca “Venustiano Carranza” se llevará una gran sorpresa, y no sólo por las historias fantasmagóricas que cuentan algunas personas –ese es un plus- sino por las instalaciones tan inspiradoras que encontrará.
Conocer es tener los sentidos abiertos a la sensatez, sólo así podemos aspirar a que nuestro paso por esta vida sea trascendente, sólo así podemos ver el mundo plenamente, como quien descubre el mar pacífico descrito por Vasco Núñez de Balboa en el libro de la Colección Austral de la Editorial Espasa Calpe.
Ya lo dijo Arturo Pérez Reverte: “Una biblioteca no es un conjunto de libros leídos, sino una compañía, un refugio y un proyecto de vida.”
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